Noviembre de 2015
12 de noviembre, todos habían estado bailando como si mi corazón no estuviera totalmente roto, aunque no pude culparlos, no le dije a nadie lo ocurrido y no creí poder juntar las fuerzas para decirle a mi hermana, a mi padre, a mis amigas, no creí siquiera tener la fuerza para recordarme a mí misma que Blake y yo habíamos terminado.
—Te traje limonada —dijo, cuando vio que tenía un rato libre.
Había estado detrás de mi toda la fiesta siendo un completo asno al llevarme bebidas y preguntarme como estaba a cada rato, intentando manipularme.
—Tengo que hablar contigo —tomé el vaso de limonada con ambas manos.
—No, escúchame, yo...
—Blake —interrumpí—, no sé si pueda seguir contigo.
Me miró con los ojos llenos de lágrimas y tartamudeó antes de que yo lo interrumpiera.
—Me voy a ir a Nueva York.
—¿Qué?
—Ya lo decidí —me mordí el labio inferior con el nerviosismo que me caracterizaba—, y no se si quiera verte en un tiempo, así que debo pedirte por favor que me dejes tranquila.
—Gwen...
Me quité la preciosa pulsera de zafiros que me regaló y continué con la fiesta, como si anda hubiera ocurrido, al igual que había continuado con los días después de descubrir su infidelidad. Al finalizar la estúpida fiesta me sentí asfixiada, como si las paredes se cerraran conmigo adentro y decidí que saldría a dar un paseo a media noche para poder tomar un gran respiro antes de darle la noticia a mi padre.
Salí de casa corriendo aun con el vestido elegante que usé toda la fiesta y subí al coche de Ryan.
—Necesito salir de aquí.
Mis nervios se alteraron al cien cuando noté que no era Ryan quien me esperaba en el asiento del chofer, era mi padre fumando un puro.
—¿Qué haces aquí?
—Ryan se fue a Nueva York.
—¿Cuándo?
—Hace unas horas.
—No me lo dijo —susurré, dolida—. ¿Por qué...?
—Porque yo se lo pedí —dejó salir algo de humo y apagó su puro en el cenicero que Ryan siempre llevaba en el coche—, lo necesitaba lo antes posible.
—Papá...
—Ya me dijo Isabella que aceptaste la universidad de Nueva York.
—Lo siento.
Él me sonrió con ternura.
—¿Por qué? —no es la reacción que esperaba, pero me alegró ver que no estaba decepcionado—. Lo único que siempre he querido es verte triunfar y seguir tus sueños.
—Creí que... dado lo que ocurrió con Isa...
—Cielo, Isabella llevaba tres años trabajando conmigo y de la nada decidió que quería ser doctora —se carcajeó—, creo que puedes entender mi molestia al desperdiciar un increíble potencial y.... bueno, dinero invertido en eso.
—¿Podríamos ir a pasear un rato?
—Claro —pero quitó su sonrisa—. Aunque debo decirte, cariño, que no será tan sencillo lo de Blake.
—¿Cómo sabes de Blake?
—Su padre me lo comentó.
—Ya veo...
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Jugando Sin Reglas
RomanceCuando se sentía sola y triste él siempre estuvo ahí para abrazarla, cuando se raspaba la rodilla él tenía un curita con adornos navideños, no importaba que fuera mitad de abril o principios de agosto, siempre parecía navidad. Él había estado para e...