12. Basura

17 2 0
                                    

Por la mañana, cuando abro los ojos, el sol me recibe, el dulce canto de los pájaros mañaneros y el aroma a sábanas limpias impregnadas de un perfume masculino bastante familiar mezclado con un ligero aroma a tabaco.

Abro los ojos de golpe al recordar lo que hice y me cubro el rostro con la sabana que cubre mi cuerpo, sonrío al darme cuenta de que fue él quien me cubrió, pero me obligo a volver a sentirme culpable de inmediato.

—Eres una basura —me digo a mí misma antes de levantarme.

Con toda la velocidad que mis piernas me permiten, tomo toda mi ropa que cayó al suelo después de besar a Demien y me visto lo más rápido que puedo mientras me sigo repitiendo que soy una escoria. En cuando estoy totalmente vestida salgo de la habitación a toda prisa y corro por los pasillos hasta toparme con Trish en la recepción.

—Gwen —luce preocupada—, te estuve esperando toda la noche, ¿Volviste con Blake?

Escuchar su nombre me duele.

—No —intento hacer a mi cerebro maquinar—, yo... Eh...

—No tienes que darme ninguna explicación, querida.

Su sonrisa me causa un tremendo sentimiento de alivio que me deja respirar de nuevo, pero aun así necesito su ayuda.

—En realidad —suspiro—, yo... Apreciaría mucho si... le decimos a Blake que dormí contigo —me muerdo el labio inferior—. Es decir, él... se preocupará y...

—Gwen, tranquila —toma mi mano—. Tú te quedaste conmigo esta noche.

Justo a tiempo, Blake camina hacia nosotras con el teléfono en la oreja y una expresión más relajada, probablemente está hablando con Abby.

—¿Tienes idea de en donde esta Demien?

—No —respondo de inmediato.

Cuando desperté el ya no estaba ahí y presiento que esta entre sus costumbres salir de la habitación antes de que la chica desnuda despierte, cosa que agradezco.

—Listo —Blake ha terminado—, ellos están bien y nos esperan en el hospital del pueblo.

—¿Cuál? —pregunta Trish.

—En el único —me mira—. Hola.

—Hola —mirarlo me duele mucho.

Aparto la mirada y tengo la mala suerte de toparme con Demien entrando al hotel con dos cafés en una pequeña charola de cartón.

—Buenos días —lo saluda Blake—. ¿Saliste por café?

—Eh... —me mira— sí, yo... —mira los cafés— creí que solo seríamos Trish y yo, lo siento.

—Descuida —hace un ademan con la mano—, Gwen no toma café y yo no tengo ganas.

Si tomo, de hecho, estos meses he estado tomando una cantidad inusual de café, pero me limito a bajar la mirada y fingir que no noté que Demien compró mi café frío favorito, después de todo, ¿Cómo habría de notarlo?

—Abigail y Shawn nos esperan en el hospital —le avisa a Demien.

—¿Abigail y Shawn? —casi me atraganto con mi propia saliva.

Shawn Sheridan se ha metido al grupo demasiado rápido en tan pocos días y sorprendentemente lo ha hecho con quien más lo odiaba.

—En realidad —Demien interrumpe a Blake antes de que me responda—, debo volver a Seattle urgentemente y... Trish volverá conmigo.

—Oh si, lo siento —nos sonríe—, creo que Abby solo te necesita a ti y.... ya sabes —parece herida, pero continúa sonriendo—, me detesta.

Jugando Sin ReglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora