4. Verdadero Y Genunio Amor

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Blake Hawckett

La punta del color rojo se rompe de nuevo antes de terminar el dibujo y una parte de su cabello queda en blanco porque a Abby le estresa el sonido del sacapuntas, así que continúo con el vestido mientras escucho sus constantes quejas sobre absolutamente todo lo que la rodea, al final también yo termino estresado, así que decido cerrar mi libreta y continuar después, cuando mi hermana cambie de humor, o lo que resulta más sencillo, que se vaya.

—¿Qué hiciste anoche? —pregunto, tratando de agilizar las cosas.

Ella me mira con una mueca y sé que di en el clavo.

—Ya te dije.

Me preocupa Abby, ella es mi hermana, es mi otra mitad y la amo, pero también me estresa, es obstinada, malhumorada y si no fuera la persona más inteligente que conozco diría que está hueca, ya que insiste en quedarse al lado de una persona que no le gusta solo por no herir sus sentimientos o por no hacer enfadar a papá. Igual que yo, excepto que cada centímetro de mi cuerpo adora a Gwen, solo que no de la manera en que le gustaría.

—Yo no soy Paul y no me creo eso de la entrevista —dejo la libreta en el suelo y tomo sus manos, insistiendo por más detalles—. ¿Estás enamorada?

Abby abre los ojos espantada o tal vez horrorizada, pero definitivamente no está cómoda hablando de esto.

—¡Blake! —quita sus manos—. Si lo estoy, de mi novio, tu mejor amigo.

Jack, su novio, es parte de mis mejores amigos, pero está equivocada si cree que lo elegiría a él antes que a ella. No elegiría a nadie antes que a mi hermana, ella me necesita, aunque todo el mundo crea que es al revés, incluso ella misma.

—Que aburrida —me limito a decir.

Me mira con curiosidad, y por sus ojos ya sé a dónde quiere dirigir la conversación.

—¿Has hablado con Gwen?

—Si —desvío la mirada hacia la película.

Desperté más temprano de lo habitual y Gwen seguía en mi cama, por lo que tuve que salir de ahí en cuanto antes, desperté a Abigail, pedí que pusieran una película en la sala de cine y he intentado distraerme durante todo el rato que llevamos aquí, aunque lo único que he conseguido es hacer dibujos de ella luciendo diferentes vestidos con los que creo que se vería maravillosa.

—¿Y bien?

—No pude.

Organicé una comida para ella con la intención de solucionar los problemas que tenemos, pero todo salió mal y terminé creando aún más problemas, ella se molestó más, yo también me molesté y después volvimos a lo de siempre: ella me perdona a pesar de que ambos sabemos que está mal, yo me siento culpable pero no lo suficiente para cambiar, así que le hago algún regalo que Demien elige, tomo el crédito y volvemos a ser la pareja ideal.

A pesar de eso, no quiero dejar a Gwen, sé que debo hacerlo, pero cada vez que siquiera lo pienso todos los recuerdos vuelven a mí, ella sonríe y todo desaparece, incluso mi extraño amor prohibido hacia la otra mujer que inunda mis pensamientos con solo hablar, con solo pedirme que no deje a Gwen.

—Entonces espero que seas feliz el resto de tu vida con una persona que no amas.

Miro a mi hermana con una molestia evidente, pero ella no puede ver más allá de su ego y casi de inmediato logra desesperarme, a mí y a todas las personas que rodea, así que lo más probable es que ni siquiera se haya dado cuenta de que me acaba de ofender.

—Algo vamos a tener en común.

No espero a que responda y salgo de la sala. Ella no me sigue, intuyo que pedir disculpas no está entre sus ocupaciones de este día.

Jugando Sin ReglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora