El vestido se ajusta bastante bien a mi figura, solo me queda admitir que, aunque no sea de mi agrado, me siento bastante cómoda, justo como Laura me prometió que me sentiría. Ella eligió un vestido blanco de manga larga con la espalda descubierta, no es demasiado corto ni demasiado largo, pero si tiene una pierna descubierta, lo que me hace sentir algo de frío, sin embargo, sigue sin quitarme la comodidad que siento. Sería el vestido perfecto en otra persona.
La madrastra de Blake me pidió que yo hablara para la subasta, llevo tres minutos parada detrás de ella con las manos sudorosas.
—Vamos a comenzar, Gwen.
Asiento con una sonrisa fingida y ella sube al escenario improvisado que pusieron en la sala principal. Kira es muy buena para hablar en público, se le da con facilidad porque antes de casarse con Eliott Hawckett era Kira Truddle, agente de bienes raíces, una jovencita cuyo rostro aparecía en bancos del parque, autobuses, carteles, incluso en la televisión, y eso jamás desaparece, además, con su belleza y encanto no me sorprende que tenga tanta facilidad para hacer estas cosas.
—...Y estoy ansiosa por ver que tan generosos somos este año —finaliza.
Ella me hace señas para que entre en acción y alguien que no logro ver me empuja la espalda desnuda, lo que me causa un escalofrío helado en todo el cuerpo, pero al recibir el micrófono me vuelven a sudar las manos. Creo que el ver a Abigail parada frente a mí con los brazos cruzados no me ayuda mucho, de hecho, me pone los pelos de punta descubrir que no cumplió el código de etiqueta, en cambio, lleva un precioso vestido rojo que fácilmente podría haber sido hecho para ella.
—Espero que estén teniendo una increíble velada —intento sonreír sin parecer ansiosa—, y que gane el mejor postor.
Poco a poco me fui desenvolviendo con más facilidad, el público me sonreía, lo que me relajó bastante, intenté no mirar a Abigail porque entonces comenzaría a sudar por los ojos al recordar la traición que cometí contra ella, aunque me descubrí a mí misma mirándola de vez en cuando para buscar algún tipo de rencor hacia mí, cosa que no encontré porque estaba demasiado ocupada charlando con su acompañante, el hilarante Shawn Sheridan.
Finalmente llego al penúltimo objeto e intentó observar el papel que dieron con detenimiento para leer bien cada palabra sin equivocarme.
—La siguiente obra es la Notte Stellata de un autor desconocido.
Entiendo el italiano, lo pronuncio bien y puedo mantener una conversación perfectamente, pero no por Blake, en realidad lo aprendí porque tuve un cliente que solo hablaba italiano y me pareció de lo más impersonal usar a un traductor, así que me metí demasiado en eso y para esa misma semana ya podía conversar con él.
—Cien mil dólares.
Levanto la vista del papelito y me topo con Abigail en una posición bastante amenazadora. No sólo es el vestido rojo intenso que le queda como si fuera una supermodelo, también es su confianza, cada gesto, movimiento y palabra que sale de ella le da un aire de confianza que la hace parecer la reina del mundo. Pero solo es una perra con dinero y mucho poder.
—Trescientos mil dólares.
Todos los presentes observamos a quien se atreve a hacerle frente a Abigail, excepto ella que mantiene la mirada clavada en mi manteniendo su postura.
—Quinientos mil —contraataca, sin dejar de lado su elegancia.
—Un millón de dólares.
Nuevamente, toda la gente dirige su mirada al otro lado del salón, en donde Paul Hawckett sostiene su pancarta con la misma postura que Abigail, está vez ella también lo observa con una ira que espanta a todos los presentes.
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Jugando Sin Reglas
RomanceCuando se sentía sola y triste él siempre estuvo ahí para abrazarla, cuando se raspaba la rodilla él tenía un curita con adornos navideños, no importaba que fuera mitad de abril o principios de agosto, siempre parecía navidad. Él había estado para e...