27. La mejor noche

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Mi reflejo en el espejo luce extraño, no me agrada la manera que este vestido me hace lucir, me siento como una manzana gigante, vestido rojo, zapatos rojos, labial rojo y cabello rojo. Maddie estaba segura de que me haría ver linda, pero no contó con que mi inseguridad no se fue junto a mi amor por Blake, ella peinó mi cabello con unos rizos de medias a puntas y me ayudó a ponerme su vestido, el cual es bastante parecido al que Abigail utilizó en la gala de caridad de la familia Hawckett, tan parecido que por un segundo temí que fuera a decirme algo cruel como cuando éramos adolescentes, pero descarté la idea cuando me miré al espejo y me di cuenta de que jamás me veré tan linda como ella se veía, o como se ven las mujeres con las que sale Demien.

—Gwen —miro a Isa en la puerta—, Blake llegó.

—¿Sabes que no quiero volver con él?

—Oh claro —sonríe.

—Entonces deja de mirarme así.

La única que sabe de lo mío con Demien es Maddie y se ha encargado de repetir lo emocionada que esta de ser cuñada de Demien, a pesar de las veces que le he repetido que eso jamás sucederá. Aunque después de lo de esta tarde no estoy muy segura de cómo me siento.

Bajo por las escaleras a toda velocidad cuando escucho a Blake tocar la bocina y me encuentro con mi padre en la puerta, vestido de gala.

—¿Irán a la gala?

—Claro —besa mi mejilla—. Luces preciosa.

—Y tu algo decente —arreglo la corbata desaliñada que lleva.

—Gracias —suspira—, es complicado sin Paulinne.

La bocina suena de nuevo y mi padre me jala del brazo antes de que pueda salir.

—¿No bajará a saludar y tratarte como a una persona?

—Bueno —arrugo las cejas—, en realidad... ya no estamos saliendo, así que...

—Lo sé —interrumpe—, pero sigues siendo una persona, ¿si sabes eso?

No me gustaría decirle que así eran las cosas cuando salíamos, mejor me concentro en lo que me llamó la atención.

—¿Cómo sabes que ya no salgo con Blake?

—Isabella me dijo —se gira para arreglarse el cabello en el espejo que tenemos colgado al lado de la puerta—, y me molestó que no me lo dijeras tu.

—No quería decepcionarte —bajo la mirada.

—Lo siento, Gwen —levanto la mirada y lo veo mirándome.

Lleva el cabello rojo peinado hacia atrás, luce demasiado joven y se ve mucho mejor con la corbata arreglada.

—¿Por qué?

—Cuando querías terminar con Blake —aparta la mirada—, no actué como un padre y no sabes cuánto me arrepiento.

—Papá —sonrío—, no querrás arruinar tu maquillaje.

—Te amo, cariño —me sonríe—, y no mereces un amor a medias —señala hacia la puerta, con un gesto de asco—. Estas mejor sola.

—Lo sé —quiero llorar, pero si lo hago sé que él lo hará—. Ahora intento escribir una historia de la que él no sea parte.

—Eso es todo lo que siempre quise —besa mi frente—, que escribieras tu propia historia.

La bocina suena de nuevo.

—Ve antes de que salga y le lance el maldito espejo.

Él siempre odió ese espejo y al parecer ahora a Blake.

Jugando Sin ReglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora