Cuando llevo más de una hora en carretera decido llamar a mi compañero de viaje para saber cuándo llegará él y cuando llegaré yo.
—¿Sí? —responde con su clásico tono alegre.
Cuando me encontré con Adam en el centro comercial él estaba comprando maletas para su viaje, le conté sobre el mío y descubrimos que ambos estaríamos en Canadá durante dos meses antes de continuar el tour por el mundo, pero al contrario de mí, decidió mantener su relación a distancia con Ross.
Lo sé, ambos nos sorprendimos al darnos cuenta de lo mucho que teníamos en común y así surgió el tema de viajar juntos, claro que fue una decisión difícil, éramos prácticamente extraños y también estaba el tema de mi pánico inminente a los animales marinos, aun así y con la insistencia de Ross decidimos que el viaje era para darle un giro completo a nuestras vidas, entonces decidimos aventurarnos a conocernos y disfrutar de nuestra compañía mutua.
—Llevo una hora en carretera, ¿Cuánto se hace?
—No lo sé, yo ya bajé de mi cómodo avión.
—¿En dónde estás?
Cuando llamé a mi madre para decirle que estaría en un hotel con Adam decidió por los tres que era una pésima idea.
—¡Que espantoso! —gritó—. Markus, Gwen quiere quedarse en un hotel con su amigo.
—Mamá...
—¿Por qué? —escuché a su esposo.
—Mamá...
—No lo sé, tengo la sensación de que no quiere ser una carga.
—Mamá.
—¿Por qué sería una carga?
—¿Por qué no se quedan los dos?
—Ni siquiera lo conoces.
—A ti tampoco —bromeó—, ambos podrían ser ladrones, así que es mejor que robes en compañía, querida.
Adam conoció a mi madre y a su esposo en una videollamada, resultó que la madre de Adam era fanática de las esculturas de mi madre y ella conoció a su madre cuando estaba casada con mi papá, entonces todo resultó como todos (excepto yo) esperaban, se cayeron tan bien que todos aceptaron dormir con un desconocido, claro que Adam solo aceptó si lo dejaban pagar renta durante esos dos meses y cooperar con la lista de compras.
—En casa de Melinda —responde sin importancia—, en persona es mucho mejor, creo que me agrada más que tú.
—Era de esperarse —asiento.
—¿Sabes que no debes hablar mientras conduces?
—Tengo el alta voz.
—¿Está conduciendo? —escucho a mi madre a lo lejos.
—No...
—Si —interrumpe.
—Te llamo cuando llegue —cuelgo y dejo el teléfono en el asiento del copiloto.
Observo el asiento vacío con un puchero triste, entre Demien y yo decidimos que lo mejor para nuestra perrita era que se quedara en Seattle, por ello tuvimos que llevar todas sus cosas al departamento de Demien y mi despedida con Chasie fue mucho más triste de lo que esperaba.
Enciendo la radio esperando dejar de sentir tristeza por Chasie, pero me encuentro con la canción que me recuerda a ella moviendo su colita.
—Que conveniente situación —subo el volumen.
La balada comienza con el clásico tono alegre y mi corazón da un vuelco de alegría, bajo la ventana y siento el aire golpear mi rostro mientras me atrevo a cantar a todo pulmón, completamente sola.
—Mr. Blue Sky —canto.
Durante mi trayecto en carretera analizo mi situación a profundidad y en lugar de estar espantada me siento libre, sé que el mundo real puede ser un lugar tenebroso, sobre todo para alguien como yo, alguien que busca su verdadero yo, su verdad. Pero deseo perderme, deseo aprender cosas nuevas, conocer personas nuevas, superar miedos, deseo sentirme sola.
—Please tell us why —golpeo el volante—. You had to hide away for so long. So long.
Doy una bocanada de aire fresco antes de continuar cantando, muevo la cabeza de un lado a otro sin importar que no sea el ritmo de la canción, saco mi brazo por la ventana y al moverlo contra el viento recuerdo lo que mi tío solía decir.
Él siempre me decía que yo debía estar sola en mis veintes y mi cerebro de niña jamás lo entendió, ni siquiera cuando Blake rompía mi corazón, solo hasta este preciso momento puedo darme cuenta de lo que en verdad significaba, de lo que quería decirme y solo hasta ahora me doy cuenta de que no quiero estar persiguiendo gente o cosas temporales, yo soy lo más permanente de mi vida, entonces me elijo a mí.
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Jugando Sin Reglas
RomanceCuando se sentía sola y triste él siempre estuvo ahí para abrazarla, cuando se raspaba la rodilla él tenía un curita con adornos navideños, no importaba que fuera mitad de abril o principios de agosto, siempre parecía navidad. Él había estado para e...