La pelota rebota contra el techo antes de volver a mis manos, el sonido de la canción en mi celular calla el ruido que hace gracias a los audífonos y mis manos comenzaron a temblar hace unos minutos, pero me niego a parar.
—¡Gwendoline! —eso sí lo escucho.
Ignoro a Isabella como he ignorado a todo el mundo, ignoro las llamadas que recibo y, sobre todo, ignoro el sentimiento de felicidad que siento, lo ignoro porque detesto sentirme así, odio que el rompimiento con Blake me haya dejado así cuando las veces anteriores estuve destrozada e inconsolable, pero por sobre todas las cosas, odio haberlo lastimado sin sentir culpa.
—¡Gwendoline!
Isa abre la puerta y al voltear a verla, la pelota cae en mi frente.
—¿Qué ocurre? —pregunto después de sobarme la frente.
—Estoy estudiando, ¿puedes sentirte miserable otro día?
—No —suspiro—, creo que mi cerebro se ha acostumbrado...
Ella relaja su gesto de irritación.
—Oh... —se sienta junto a mi—. ¿Te sientes extraña por sentirte feliz tan rápido? —asiento con la cabeza y miro el techo de nuevo—. Eso es normal, Gwendoline, ha pasado mucho tiempo y.... bueno, tu cerebro ya estaba bien con la idea de terminar con él desde... —entrecierra los ojos— desde el 2014.
—No creo que esa sea la respuesta.
—¿Qué sentiste cuando lo encontraste con Rebecca?
—Mucha tristeza —arrugo la frente—. Por ella, por mi amistad.
—¿Y qué sentiste anoche?
—Libertad.
—Muy bien, entonces disfrútala y déjame estudiar porque mañana haré una cirugía de corazón yo sola.
—Creí que querías ser neurocirujana.
—Y yo que me ponías atención.
—Lo siento.
—Adiós, Gwen —besa mi frente adolorida y yo la aparto.
Cuando Isabella se va me planteo ir a casa de Blake solo para checar como está, pero ni siquiera para eso tengo ganas, solo quiero quedarme aquí a seguir golpeando la pelota en el techo, aun así, decido levantarme y darme una ducha, así no seré yo la que necesite una cirugía de corazón después de que Isabella decida asesinarme por no dejarla estudiar.
Al salir busco en mi closet algo cómodo para usar en casa y al encontrarme con el collar de ruiseñor recuerdo el día en que escuché a Blake teniendo sexo en el hipódromo, recuerdo a Rebecca diciéndome que no tardaría, ¿ella sabía que eso ocurriría? Jamás lo sabré.
Lo agarro con cuidado y lo guardo en mi alhajero, en donde, una vez que las cosas entran, jamás salen.
Me propongo a ir por fin a trabajar, sé que mi padre no me lo exigirá y tampoco se me va a juntar el trabajo, pero decido que es suficiente de guardarle a Blake un luto que no siento ni quiero guardar. Me visto con ropa con la que me siento cómoda, tenis y el cabello agarrado en una coleta, por fin haciendo algo por mí misma.
Salgo de mi casa con alegría, incluso tomo un taxi y paso por una cafetería nueva en donde compro dos cafés fríos antes de llegar al trabajo y subir el elevador disfrutando el olor a lavanda y el jazz suave.
—Gwen —me saluda Laura al verme llegar—, no sabes cuánto te he extrañado.
—Te traje café.
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Jugando Sin Reglas
RomanceCuando se sentía sola y triste él siempre estuvo ahí para abrazarla, cuando se raspaba la rodilla él tenía un curita con adornos navideños, no importaba que fuera mitad de abril o principios de agosto, siempre parecía navidad. Él había estado para e...