Vengeance©

57

Tits on the Radio

2 de Octubre de 2014

Estaba tendida en la cama, recordando el olor a madera quemada, junto a ese olor de agua y tierra, nadie hacia nada, excepto los vecinos, pero estoy casi segura que solo protegían sus casas, y los entiendo y perdono.

Pero no hacía falta quemar la casa de James, si era un atentado, James no lo sabría porque no está. Si querían hacerse escuchar, fueron muy escuchados. Fue un acto salvaje e inhumano. Mamá trata de alegrarme el día, diciéndome que mañana sabré por fin el sexo de mi bebé, el bebé de James, pero sinceramente no quiero saberlo si James no está, no le he querido decir que no preguntaré el sexo y si ella quiere saber, que ella lo pregunte, no tengo interés en saberlo. Solo me interesa seguir sintiendo este hermoso ser que crece dentro de mí.

No podía seguir acostada así que fui al baño y tomé una ducha rápida, mi madre me hizo una crema de tomate y estaba deliciosa, luego me fui a mi pieza y me puse a escuchar música mientras respondía una guía que debía entregar para el colegio. Me sorprendí con la rapidez que la contesté. Así que me acosté a leer una revista y leer mi horóscopo. Ya me estaba acabando la revista cuando suena esta canción. Con la cual me di cuenta que James y yo somos tan iguales, pero a la vez, tan diferentes. Tits on the Radio de Scissor Sisters.

Sentí que mi cuerpo entraba en un estado de híper-actividad, quería solo bailar la canción, porque la tenía en mi computador, desde el día en que la escuché, porque me recuerda a James tratando de cantar agudo y cuando me hizo reír.

Me puse de pie, frente al computador y comencé a bailar, raramente, movía los brazos, daba pequeños saltos, agitaba la cabeza alocadamente. Sentía mi cuerpo vibrar pero mis ojos querían llorar, de alegría, porque lo recuerdo de una manera diferente a como lo recuerdo siempre, porque aunque quemaron su casa, siempre será recordado, nunca morirá de la memoria de nadie. James transcendió a otro nivel.

Me detuve abruptamente cuando el investigador que me interrogó el otro día abrió la puerta de mi pieza y me vio bailando.

—Eh… hola —le dije avergonzada.

—Hola Violeta —me dijo mientras sonreía —. Veo que estas contenta hoy, me alegro.

—Gracias —le respondí —, ¿que necesita?

—Vamos a sentarnos en la cocina, quiero que tu madre esté presente en la conversación.

Y lo seguí a la cocina donde mi madre estaba sentada, jugando con sus manos, nerviosa, al parecer. Me senté a un lado de ella y le susurré que no debía estar nerviosa, porque todo está bien. Y paulatinamente dejó de jugar con sus manos.

—Violeta, mi nombre es Camilo Gálvez, soy el encargado en el caso de James —dijo el investigador.

—Está bien… ¿Qué necesita?

—¿Qué sabes de James? —preguntó el investigador, Camilo.

—Ya le dije que no sé nada de él.

El investigador me miraba fijamente, ni siquiera miraba el papel con el que andaba, no miraba a mi madre, ni la casa, me miraba a mí y me estaba poniendo incomoda.

—¿Qué sabes de la transferencia y el retiro que hizo James el día de ayer?

—¿Transferencia? —le pregunté al investigador.

—El día de ayer, el señor James Arriagada, realizó una transferencia a su cuenta por la suma de doscientos mil pesos, y también hizo un retiro por la misma cantidad de dinero —me decía mientras me miraba fijo a los ojos —, ¿No sabe nada de eso?

—No sabía que James tenía mi número de cuenta —le dije mientras el investigador daba un suspiro.

Se llevó sus manos al pelo y se las pasó por la cabeza mientras la agachaba y daba un suspiro.

—¿Qué es lo que sabes? —me preguntó el investigador.

En las noches en que dormía con James, además de tener sexo y comer, hablábamos la mayor parte de ese tiempo. Una vez me contó algo que me dejó pensando, algo que quizás yo también haría.

—James una vez me contó, que si él tuviera una pistola y cinco balas, mataría a todos los que una vez lo maltrataron —le dije mientras el tomaba nota —, me dijo que le gustaría vengarse de quienes lo apuntaron con el dedo.

—¿Cuando le dijo esto?

—Me lo dijo, después de que me contó la muerte de… —y le investigador me interrumpió.

—¿La muerte de quien?

—La muerte de su tío de la Serena, con quien vivió unos 7 meses más o menos.

El investigador parecía preocupado y decepcionado, a mi parecer quería que le contara todo, pero no lo haría, soy astuta, o al menos pienso demasiado las cosas como para equivocarme. Luego él se despidió y mi madre lo despachó de la casa, yo me fui a mi cuarto y me acosté, estaba por ponerme los audífonos cuando entró mi madre.

—Estuviste bien —me dijo mi mama y yo quede atónita —, te amo.

—Y yo a ti.

Luego de esas palabras me costó reaccionar, pero cuando lo hice me quedé pensando en que significaban esas palabras, no había duda que ella sabía que yo sabía algo, ¿pero eso significa que debo decírselo?

Estaba confundida, no sabía qué hacer.

Cuando dejé de pensar en lo que mi madre dijo, me puse los audífonos y busque la canción de James, la puse y me hundí en un mundo de recuerdos y sensaciones, movía mis pies de alegría y acariciaba mi vientre, cuando por primera vez sentí una patada celestial. Antes había sentido a este ser crecer en mí, pero nunca una patada.

Pasé el resto del día con una sonrisa de oreja a oreja.