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Serena

 

20 de Noviembre de 2014

Después de andar de pueblo en pueblo, motel en motel y de pasar algo de hambre, llegué a lugar donde todo comenzó. ¿Poético no?

Aun recuerdo estas calles como si fuera ayer. Primero fui al muelle a comer un buen plato, luego pasé por una tienda para comprar algo de ropa y compré pasaje para Tocopilla, para el día 1 de Diciembre. Después de eso, seguí caminando por la costanera hasta que doble por una subida y divisé el gimnasio de mi tío, la casa. Lo único que no vendí fue la pequeña casa, aunque estuviera junta al gimnasio, creamos una separación para que no hubiera contacto con el nuevo dueño. No podía entrar como si nada, así que hice algo de vigilancia, cuando noté que no había nadie y no pasaba nadie. Me dirigí a buscar la llave que se encontraba en el mismo lugar.

Debajo de una piedra gigante.

Entré rápidamente y me sentí como en casa de inmediato. Recorrí todo el lugar, silenciosamente y tomé un vaso de agua, dejé la llave abierta por unos segundos para limpiar las cañerías y cuando por fin el agua salía transparente tomé un vaso.

 Me senté en el sillón y aprecié por un segundo algunas de sus armas de colección. Solo las que dejé para el recuerdo y cuando no pude estar más en la sala, subí a mi vieja habitación. Donde aun había algo de mi ropa y un buen colchón donde podría descansar.

...

Desperté asustado, por alguna extraña razón soñé con el choque cuando nos estábamos mudando de ciudad. Vi a mis padres muertos y me desperté, cuando vi la hora, me di cuenta que eran las 2 de la tarde y que debía hacer algo por la vida, ya que la vida no hacía nada por mí. Pero el hecho de haber soñado con el choque me espantó tanto que pensé que el lugar me hacia recordar todo eso. Me dije a mi mismo que solo eran nueve días más para volver a mi ciudad y ver a mi amada.

Bajé a la cocina a cocinar algo y recordé que no tenía nada para comer, aun me quedaban algunos billetes, así que me fije si había alguien en el gimnasio o si había actividad, pero no escuché nada raro. Así que salí rápido de la casa y me dirigí a un súper merado económico que había cerca de la casa y compré las cosas necesarias, un par de kilos de arroz, unos huevos, vienesas y demás. Y volví rápido a la casa.

Cuando llegué, limpie una sartén y una olla, comí arroz con huevo y vienesa.

Después me senté en la sala a leer, ya que no tenía luz ni nada y no la iría a pagar. Cuando me di cuenta que mi celular estaba por descargarse, necesitaba cargarlo así que tuve que ingeniármelas para hacer tal cosa. Fui al baño ya que recordé una pequeña conexión con el gimnasio que nunca fue removida, el enchufe bendito. Cuando conecté mi celular a la corriente, comenzó a cargar y podré sobrevivir esta semana al menos sin aburrirme.

Después de un rato, encontré imperativo buscar algo con que jugar o divertirme así que terminé jugando Jenga por mi cuenta. Siento que estos días van a pasar lentamente, así que debo ir a comprar juegos para uno. O un celular con más memoria para poner algunos juegos.

...

Por la noche me aseguré que todo estuviera cerrado y me fui a acostar, con algo de miedo pero me calmó el hecho de que hablé con Violeta por unas dos horas. En realidad la llamé media hora hasta que se me agotó el dinero y Violeta me llamó de vuelta.

Después de haber cortado el teléfono, trate de dormir pero no pude, comencé a pensar sobre el sueño de esta mañana y que haría cuando llegue a Tocopilla y que diré, a quien iré a ver y todo el tema. También pensé en la muerte de Fernando, solo hoy me acabo de enterar y sinceramente lo encuentro una pena, el chico de verdad amaba a Joe.

...

Por la mañana desperté sudado y asustado, de nuevo. Eran las seis de la mañana cuando me di cuenta que me debo largar de este lugar.

Vengeance©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora