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Día del niño

 

10 de Agosto de 2014

Hoy por suerte cayo día domingo, y aunque hubiera caído sábado, lo normal seria celebrarlo un da domingo, el más cercano. Todos los niños corrían en el único parque que tenemos. Los gritos que se unían con el viento, eran gritos de niños, que corrían, sudaban, abrían regalos. Y dentro de un año unos de esos gritos serian de mi bebé. James quiere una mujer, yo quiero un hombre, pero honestamente me da lo mismo, solo quiero que nazca sano.

James me pasó a buscar, tomaríamos un helado y dijo que quería pasear conmigo, hacer algo en pareja, y me gustaba la idea, hace tiempo no salíamos por las tardes.

Cuando llegó, toco la bocina de su auto y allí me estaba esperando, con una camisa a  cuadrille con tonalidades de azul, blanco y gris. Peinado, como siempre. Prolijo y perfumado, adoraba su perfume, tan de hombre, tan… James.

Me llevó a la cafetería donde tomamos helado la primera vez y luego caminamos tomados de la mano por el borde costero. Vimos un show que les estaban dando a los niños. Había papeles de regalo por todos lados, moños, bolsas plásticas y mucha gente con la cara pintada. Siempre pensé que en este día no se permite estar triste, a pesar de toda la pobreza, guerra, peleas por lo más inútil. En este día, solo se sonreía para crear un buen ambiente. Era mejor así, todos éramos felices.

—Esta es nuestra próxima parada —me dijo James con su mirada irónica  hermosa —Esto te quería mostrar.

Podía ver un letrero que no daba mucho a entender y gente moviendo relleno de almohadas por todos lados.

— ¿Específicamente que me querías mostrar?

—El otro día en la radio escuché que estarían haciendo estos peluches a la semejanza de uno — ¿Me iba a regalar un muñeco? —Así que pensé en hacer dos, uno tuyo y uno mío, para cuando nuestro bebe nazca.

Suspiré y me derretí con esas palabras. Este hombre me sorprende cada día.

— ¿Entramos?

El puesto era una carpa había mucha gente y cuando entramos, Jame pagó la entrada y el valor bruto de dos peluches, la señora que recibía el dinero nos miró de un aspecto, no raro, pero de inmediato me dio confianza.

—Sentémonos por allá y recojamos los peluches.

James parecía entusiasmado, yo por otro lado me creía experta, mi madre era parvularia y cuando pequeña me ejercitó las manualidades, a esta edad era una dios con las tijeras y unos papeles, no veía porque con género sería diferente.

—Okay chicos… ¿están listos? —nos preguntó una mujer de unos 30 años.

—Listos —dijimos al unísono.

—Lo primero que queremos hacer es marcar el borde del pelo —entendí de inmediato.

— ¿Perdón? —preguntó James.

—haremos una línea en la cabeza del muñeco para saber que allí pondremos el pelo…

—Ah… ya entendí —James parecía avergonzado.

—Ahora con el crochet que están por allí, pondremos el pelo —ya había hecho esto con mi madre —Lo insertaremos y luego lo sacaremos por el mismo lado, pondremos unas lanas que ya están cortadas y haremos un nudo.

James me susurró

—Violeta, me perdí —sonreí suavemente — ¿Qué debo hacer?

—Esto —y le explique lentamente hasta que lo entendió, pude ver como la señora sonreía cuando nos miraba.

Una vez que terminamos con el pelo, la señora no explico cómo ponerle los ojos y luego hicimos las ropas, a James se le hizo un poco más fácil, pero cuando llegamos a la boca, James dejo el muñeco en la mesa y me pidió que yo le hiciera la boca. En menos de dos horas los muñecos ya estaban listos. Y nosotros muertos de hambre.

—Llamaré a una pizzería para que nos preparen una —me dijo con un tono famélico — ¿Qué sabor quieres?

—De esa que tiene carne mechada.

Y James hizo una llamada, veinte minutos más tarde estábamos pagando la pizza.

Cuando íbamos manejando hacia la casa de James, este me sujeto la mano todo el camino, a veces la soltaba para hacer unos cambios, pero luego volvía a sujetar mi mano.

Aparcamos y entramos a su casa, nos sentamos en la cocina y James soltó unas palabras.

— ¿Qué te pareció el día?

—Estuvo de maravilla, la mejor parte fueron los muñecos. —parecía avergonzado —Me ha encantado como quedaron.

—Sí bueno… no tengo habilidad manuales que digamos… —me lo dijo mientras agachó la cabeza.

—Lo hiciste bien… lo prometo —le besé la mejilla.

James sonrió torcidamente y ha sido la mejor sonrisa que le he visto.

—Violeta… la verdad es que este día quería salir contigo porque… —James parecía preocupado —Porque, quería ver la cara de felicidad en tu rostro, porque quería imaginarme la cara de mi bebé, —James y sus palabras —Quería un adelanto de lo que veré, porque no me puedo aguantar nueves meses, porque estoy seguro de este bebé será igual a ti.

—James… no —estoy perdida en James —Esta persona que crece en mi, es parte de los dos, estoy segura de que tendrá tus ojos, o al menos tu pelo.

—Solo quiero que sepa que te quiero y no te des adelantos. De una manera u otra será hermoso o hermosa.

—Lo sé —y James me besó en la mejilla.

Vengeance©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora