71

43 4 5
                                    

Peajes

2 de Noviembre de 2014

Hacia lo mismo cada vez que llegaba a un motel; llegaba de noche tipo once de la noche y se recostaba un momento, tomaba una ducha, se alimentaba y cuando eran las 2 de la mañana y dependiendo del ambiente que había en el estacionamiento, el chico bajaba a buscar a Felicia. Todas las noches era lo mismo, abrir la cajuela lentamente, por si Felicia tenía la gran idea de saltar y salir corriendo del lugar, encontrar una estación de policías y, como diría el buen chileno, dejar la cagá. Pero nunca ocurría, la chica iba tan dopada que ya los efectos, una vez que entraban a su sistema sanguíneo, imponían presencia de inmediato. Eso hizo pensar a Marcos que quizás la chica se volvía adicta a lo que él le metía en el cuerpo. Rápidamente recordaba lo que la chica le hizo y se le pasaba ese sentimiento de preocupación.

Cuando por fin la metía a la habitación, la sentaba en una silla o cuando era bueno la recostaba hasta que la chica pudiera levantarse por sí sola y reaccionar a encontrar algo de comida. A veces era un vaso de leche con galletas o un simple yogur, cuando él era bueno le compraba unos panes para que comiera.

El día en que Marcos conoció a Felicia, era un típico día Tocopillano, con un calor abrasador, sin nada de viento y con mucha gente comprando bebidas congeladas. Marcos y Felicia eran dos de ellos. Estaban en una fila tan grande pero aun así, de alguna manera terminaron uno detrás del otro esperando.

A Felicia siempre le atrajo la idea de un hombre lector, le parecía demasiado atractivo hasta el punto de buscar imágenes en tumblr o en cualquier lado sobre hombres lectores. La idea de ver a un hombre sujetando un libro la excitaba demasiado. Marcos ese día estaba leyendo un libro en la fila, específicamente delante de ella. Felicia cuando podía se medio salía de la fila solo para observarlo. Pero se fijo en él no el libro. Marcos se volvió un objeto sexual en ese momento. El chico tenía estilo. Mostraba elegancia y era misterioso a la vez.

-¿Qué lees? -por fin le preguntó Felicia, después de batallarse consigo misma si debía o no hacerlo.

-Solo lo usual -le respondió Marcos-, ya sabes... un poco de ciencia ficción o histórica.

Y así conversaron sobre libros y autores favoritos, sobre libros que no habían disfrutado y sobre salir juntos. Marcos cuando llegó por fin al mesón para pedir una bebida, pagó dos. La de él y la de Felicia.

Se conocieron cuando James estaba fuera de la escena, cuando estaba poniéndose en forma por petición de su difunto tío que le enseño a matar, como huir, que hacer y todo. Lo dejó preparado para toda situación. Lo único que no le enseñó fue a hacer su entrada triunfal, pero no tendría problemas con eso. Marcos extrañaba a James, pero ese raro sentimiento fue opacado por la compañía y amor de Felicia, o bueno. Acompañado hasta que durara.

Era demasiado bueno para ser verdad.

En un mundo alterno, Felicia hubiera sido la dañada y Marcos hubiera sido el mujeriego que se metía con todas las chicas del colegio para después, al final del día, contagiarle clamidia a Felicia. Pero no sucedió así. La cosa es la siguiente:

Felicia tenía una querida amiga, Marcia con quien compartía todo, hasta sus calzones. La conoció cuando arribó a chile y no se han separado nunca más. Cuando peleaban se reconciliaban y volvían a ser mejores amigas por siempre. Resulta que Felicia a mitad de camino, se dio cuenta que sus sentimiento hacia Marcos eran vacios, no tenían ningún propósito, ninguno otro que robarle libros o exprimirlo hasta el punto en que Marcos le regalaba sus libros. Y no fue que ocurriera de la noche a la mañana.

Resulta que después encontraba vacío el encontrarse con un hombre que la mayoría no encontraba atractivo, pero le resultaba excitante encontrar a ese hombre leyendo un libro. Qué si lo encontraba en la cocina, se lo tiraba en la cocina. Y fue en uno de esos momentos en que se dio cuenta que solo lo quería por los libros y que buscaba fotos solo para ver los libros.

Comenzó a hablar mal de él para no entregarle los libros que el chico le había regalado y los que ella le había robado en el momento en que su ruptura fuera tan caótica como para iniciar la tercera guerra mundial. Pero Marcos se quedó callado hasta este momento, el momento en el cual Felicia se comía un yogur. Sentada sin vida en una banca donde apenas caía su trasero.

-Tengo una obsesión contigo y ese yogur -le dijo Marcos-, una obsesión tan grande que me los tiraría a los dos ahora y ya.

-Marcos por favor... -le decía Felicia-, te lo ruego. Sé que estuve mal pero te pido disculpas.

-Las disculpas ya no me sirven -le dijo el chico-, no me sirvieron en el momento en que debías pedir disculpa y no me servirán ahora.

-Solo quiero comer en tranquilidad.

-Solo quiero dormir tranquilo sin ese puto sentimiento de que debo matarte.

Y fue en ese momento en que Felicia se puso a llorar. Como si estuviera aguantando esas lagrimas desde hace ya mucho tiempo.

-¿Que quieres de mi? -le preguntó la chica mientras sollozaba, botaba el yogur al piso y se limpiaba los ojos con sus manos.

-¡Quiero que me dejes dormir! -le grito el chico- ¡Que salgas de mi puta cabeza de una vez por todas!

-Entonces mátame ahora -le dijo rendida la chica.

-No me hagas ilusiones que debo hacerlo en otro lado.

Marcos esperó a que Felicia dejara de llorar para tomarla de lo brazos y llevarla a la ducha, allí la sentó en el piso y espero a que el agua de la tina se pusiera tibia, le quito la ropa y la chica no opuso resistencia. La tomó con sus brazos y la metió en la tina. La chica cerró los ojos y no se dio cuenta que él también se metió a la tina, pero con bóxers.

-No hagas que me enamore de ti de nuevo -le dijo Marcos a Felicia.

-Por el bien de los dos, te juro que no lo haré -le respondió la chica.

Y la baño tranquilamente, cuando sentía que el agua se ponía fría, abría de nuevo la llave y la volvía a calentar. Cuando salió, Felicia se secó con la toalla más grande que pudo encontrar. Marcos le pasó una de sus remeras y la chica se acostó a dormir.

-No me eches a la cajuela mañana -Le dijo la chica, como rogando.

-¿Prometes que no harás nada estúpido?

-Lo prometo, por todas las disculpas que he contado estando encerrada en esa cajuela.



...

Hola, por fin después de tanto tiempo subí un capitulo, no suelo hacer esta cosa de poner comentarios en los capítulos pero la ocasión lo permite.

Espero que lo disfruten y corran la voz. ¡Brandon por fin subió Vengeance!

Vengeance©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora