Capítulo 23: Rosas.
Las miradas que la gente clava en Annabeth son cada vez más insoportables. Así que cada vez que alguien centra su mirada en la rubia, ella les lanza miradas asesinas capaces de asustar a cualquiera, eso provocaba que todos dejaran de mirarla, por ratos.
Historia Antigua había llegado, Annabeth entra sin muchos ánimos, se sienta en una mesa alejada. Espera la llegada de Piper. Unos minutos después, la castaña llega de la mano de Jason. Aparentemente ya han solucionado la riña que mantenían ayer fuera de clases. Percy llega después con Leo, los dos riéndose, y por las caras rojas de Piper y Jason, algo dijeron sobre ellos.
La profesora Mónica llega, sus tacones suenan por todo el salón en silencio. Jason se sienta con Piper, como era de esperarse, Leo con una chica llamada Calipso que solía ser directora del periódico escolar y ahora que el periódico se ha fusionado con la Web del colegio ahora ella es una administradora de la página. Percy, para alivio de Annabeth, se sienta del otro lado del salón, junto a Frank. Hazel no había llegado, es la única que falta. ¿A dónde se habrá metido?
—Buenos días. Hagan silencio y presten mucha atención —dice la profesora. Comienza a hablar de antiguas guerras griegas y romanas. Annabeth no estaba prestando ninguna atención a sus palabras, hasta que termina de decir algo sobre un tal Crisaor y les dice algo que Annabeth no esperaba:—. Ahora, si son tan amables, siéntense junto a las personas con las que les tocó el trabajo de los dioses. Señor Zhang, debido a la falta de Levesque, usted quedará solo.
Annabeth se tensa. Siente unos libros caer pesadamente sobre la mesa de al lado y ve a Percy sentarse a su izquierda, él tampoco parece muy feliz. Annabeth nota de nuevo la mirada de todos sobre ellos dos, incluso la profesora los está mirando.
Después de quitar su mirada evaluadora de Percy y Annabeth, la profesora Mónica continúa su clase. Tocan la puerta del salón, la profesora va a ver quien es, y luego los deja para irse a quién sabe dónde.
—¿Pensaste en mi propuesta? —pregunta Percy en voz baja, para que sólo la pueda escuchar ella.
—¿Qué ganaré yo a cambio? —cuestiona ella también bajando la voz.
—¿Qué más quieres? Tendrás el honor de ser la novia de Percy Jackson. ¿Hay algo mejor que eso?
—No te hagas el presumido. No les gustas a todas.
—Soy del tipo de todas.
Annabeth le lanza una mirada de irritación, pero la verdad es que por dentro siente ganas de responderle a gritos que sí quiere ser su novia, aunque sea de mentira. A Annabeth le asusta ese pensamiento. ¿Desde cuándo quiere ser la novia de Percy?
—Está bien, sesos de alga. Pero sólo unos días, ¿vale? Luego romperemos trágicamente y todos deberán enterarse de inmediato —dice Annabeth.
Como quieras —dice Percy con una sonrisa—. Nos vemos en la cafetería a la hora del almuerzo, quiero darte algo.
Annabeth le lanza una mirada de «¿Por qué?», él le lanza otra mirada que significa «Sólo ve y no te quejes».
Los dos dejan la batalla de miradas cuando la profesora vuelve. Sigue hablando de Crisaor, el hijo de Poseidón, pero Annabeth no escucha, está pensando en qué será eso que le dará Percy en unos minutos, a la hora del almuerzo.
En la cafetería, a la hora del almuerzo...
Annabeth se dirige a la cafetería con las manos algo temblorosas, Percy es capaz de lo que sea, así que no sabe que es lo que le dará.
Llega a la cafetería, pero Percy no está por ningún lado. Annabeth es consciente de que media cafetería la está mirando, así que se sienta en una mesa alejada de las demás. Saca el libro de Historia Antigua y comienza a leer sobre Crisaor, ya que no puso atención en esa clase.
Apenas va en la segunda página cuando todos se quedan en silencio, y dos segundos después comienzan a cuchichear. Annabeth no levanta la vista del libro, algo le dice que Percy tiene algo que ver en aquel murmullo colectivo.
La curiosidad le gana y levanta la vista del libro. Ve a Percy dirigirse hacia ella con el ramo de rosas rojas más grande que ha visto. Annabeth queda boquiabierta mientras lee la nota, bien grande para que todos vean:
«Para la mejor novia del mundo: Annabeth».
Ella se pone de pie, no para recibir las rosas sino parar correr. «Quizás aún no me ha visto, puedo escabullirme por la puerta de atrás y no me verá...» Piensa ella, pero ya es muy tarde: Percy ya está frente a ella.
—¿Por qué me compraste rosas? —le dice ella entre dientes.
—Sonríe, Annabeth —dice él. Ella fuerza una sonrisa, que de seguro parece una mueca.
—No me has respondido.
—Bueno, tenemos que parecer una pareja creíble, y he oído que esto hacen las parejas, se dan cursilerías y gastan montones de dinero —responde Percy—. Me debes cien ziales, por cierto.
—Si quieres te quedas las flores, no te las pedí —replica Annabeth.
—¡Sólo tómalas! —dice Percy. Ella agarra las rosas y le sonríe a Percy, tratando de que la sonrisa fuera más real.
—Gracias... —Annabeth quería decir algo feo, pero luego notó las miradas de todos—... ¿Cariño? —dice ella algo insegura.
—De nada, lis... eh, linda —responde él. Annabeth da media vuelta y se va rápidamente de la cafetería, con el rostro más rojo que una cereza.
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¡Como te odio, Percy! ✔
FanfictionAnnabeth Chase y Percy Jackson son las personas más populares del Colegio Harrinson y solían ser los mejores amigos hasta que de un día a otro comenzaron a profesarse odio eterno. ¿Pero qué fue lo que sucedió? ¿Qué pudo ser tan terrible para que dos...