De nuevo a la dirección.

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Annabeth y Piper se dirigen a la oficina del director sin dirigirle la palabra a la otra. Entran en la oficina y se sientan frente al escritorio. Unos minutos después aparece el director Bloom.

Mira a sus estudiantes con enojo y sacude la cabeza.

—¿Porque rayos peleaban? —exclama el director. Ellas se señalan entre sí.

—¡Empezó ella! —gritan a la vez.

—No pregunté eso —señala el director. Annabeth y Piper intercambian una mirada.

—Por... Percy y Jason —confiesa la rubia. El director parece más irritado aún.

—¿Peleaban por chicos? —preguntó tratando de contener su ira. Con su puño cerrado da un golpe a la mesa que hizo sobresaltar a las chicas—. ¡Que no se vuelva a repetir!

Las dos chicas salen de allí temblando del susto. Como todos en el colegio Harrinson, le temían al director Bloom. Corrían rumores de que antes fue un criminal y podría serlo, con sus dos metros de altura, sus fuertes brazos y su constante ceño fruncido.

La campana suena dando la señal de que el receso había llegado a su fin. Piper y Annabeth se dirigen a su clase. Entran a Literatura. Hazel está allí esperándolas.

—¿Las castigaron? —pregunta la morena.

—No. Solo nos dio una advertencia —dice Piper sentándose junto a Hazel. Annabeth no sabe donde sentarse, ya que sus amigas se sentaron juntas.

Annabeth mira el salón en busca de un puesto libre, ve uno en la esquina del fondo, y allí es a donde va. No le gusta estar tan atrás, pero no le queda opción.

La profesora Lillian entra haciendo resonar sus tacones de diez centímetros. Mira a sus estudiantes con cara de fastidio y se sienta detrás del escritorio. Percy llega unos minutos más tarde de la hora de entrada.

—Jackson, llegando tarde. Como siempre —dice la profesora Lillian sin mirar a Percy. Ya está acostumbrada a sus retrasos. Percy le sonríe a la profesora.

—Yo sé que tú, mi querida Lillian, me amas. Y por eso me dejas llegar tarde —comenta Percy. El salón suelta una risita ante la ocurrencia del pelinegro. La profesora le lanza una mirada irritada y Percy vuelve a sonreír. Mira el salón y descubre que el único puesto libre es junto a Annabeth. La rubia realmente desearía que se fuera y decidiera no entrar.

—¿Se va a sentar o qué? —pregunta la profesora. Percy resopla y deja sus libros junto a la mesa de Annabeth. Ella intenta disimular lo mejor que puede que Jackson no está cerca de él.

—¿Cómo te fue con tu cita con el director? —pregunta Percy. Ella se enrojece al recordar la pelea de la cafetería, y decide no responderle. Annabeth prefiere evitar en lo posible hablar del asunto, ya que no quiere ni imaginarse qué pensará Percy después de haberla oído pelear con Piper.

Percy se pasa toda la hora de Literatura molestándola. Le tira del cabello, la pulla con el lápiz y le mueve la mesa hasta que Annabeth no aguanta más, toma el libro de matemática y se lo lanza, le habría caído en la cara de no ser porque lo esquivó, pero sí que le dio un buen golpe en el hombro.

—¡DÉJAME EN PAZ! —grita Annabeth roja de furia.

—¡Jackson! ¡Chase! ¡A la dirección! —grita la profesora Lillian al ver el alboroto. Percy le lanza una sonrisa a Annabeth y se dirige a la dirección, al lugar donde está tan acostumbrado a ir. Annabeth agarra sus libros. Y le lanza miradas asesinas a Percy, como desearía que las miradas matasen...

Annabeth mira la puerta de la dirección, donde irá por segunda vez en su primer día. ¡Y todo por culpa de Percy!

¡Como te odio, Percy! ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora