Como te odio, Percy.

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Capítulo 30: Como te odio, Percy.

Annabeth comienza a caminar por un pasillo bastante largo y ancho, aun enojada con Luke, pero con deseos de hablar con Percy. Se detiene y ve que la puerta a su izquierda da a la cafetería. Quizás Percy esté ahí, y finalmente pueda hablar con él. Así que entra.

Se queda de pie en la entrada, mirando a cada estudiante cuidadosamente para ver si entre la muchedumbre está Percy, y sí, él está por allá, sentado en una de las mesas más apartadas hablando con sus fieles amigos de la pandilla de chicos malos Nico, Frank, Leo y Jason.

Annabeth se arma de valor y camina hacia él, mientras camina, va planeando todo lo que le va a decir, aunque se lo dirá a solas, porque en compañía no encontrará las palabras exactas.

Sin embargo, cuando está a menos de un metro de Percy, ella se acobarda. Su mente queda en blanco y no sabe que decir, Percy se gira y la mira, pero Annabeth hace como que camina hacia la salida al patio trasero del colegio, que justo está al lado de dónde se encuentra Percy, y, según ella lo disimula bien.

Percy, por otro lado, sólo sigue hablando con sus amigos como si no fuera visto a Annabeth.

La rubia camina y se sienta en un banquito pintado de blanco, el mismo donde se sienta siempre, y se queda mirando la nada. Ha sido una cobarde, eso lo sabe a la perfección. No era nada difícil ir hasta Percy y preguntarle: «¿Sientes algo por mí?».

Oh, ¿a quién engaña? ¡Era la cosa más difícil del mundo! Si se le cerró la garganta al estar cerca de él ¿cómo iba a soltarle todo el discurso que planeó de ese modo?

Siente una presencia cerca y cuando alza la vista ve a Percy sentarse junto a ella.

Perseus Jackson —dice la muchacha, él la mira—. Dime algo diferente a lo que me dijiste ayer.

—Annie yo no te mentí, realmente yo no tengo nada que decir —responde el pelinegro.

—¡Tu nunca tienes algo que decir! ¡Contigo todo es imposible! —se enfurece la chica—. No entiendo cómo pude ser tan tonta al pensar que podías sentir algo por mí. ¡Me siento tan ridícula!

—Pero Annabeth...

—¡Annabeth nada! —lo corta ella realmente furiosa—. Ya no quiero volver a verte nunca, eres insufrible. ¡Como te odio, Percy! —la muchacha se pone de pie.

—Annabeth antes de que te vayas quiero decirte...

—¡NO! ¡No me digas nada! ¡No quiero escucharte hablar jamás! ¡Te odio! —y la rubia se va lanzando chispas por los ojos.

¡Como te odio, Percy! ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora