Gorras verdes y decepciones.

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Capítulo 39: Gorras verdes y decepciones.

Al siguiente día, en casa de Annabeth...

Hoy ha despertado con un ánimo insuperable, siente que tiene mil motivos para sonreír y la simple razón es que al fin se encontrará con Zacharias, al fin sabrá el misterioso rostro del chico. ¡Que nervios!

Se levanta de un salto de su cama y entra en su baño privado, se da una larga ducha, cuando termina inspecciona todo su armario. No sabe el porqué, pero siente enormes ganas de verse guapa.

Tararea la canción Best day of my life de American Authors mientras se coloca un bonito vestido floreado que le llega por arriba de las rodillas, acompañado de unas zapatillas color azul celeste, se hace una coleta de caballo dejando caer algunas mechitas de cabello que adornan su rostro. No se aplica maquillaje, le gusta como se ve al natural, pero sí escoge un brillo labial color rosa pálido y ya está lista.

Mira la hora en su celular y ve que son las nueve y veinte de la mañana, aun quedan cuarenta minutos para ir a encontrarse con Zack, y a las once inicia las clases.

Agarra su mochila y su teléfono celular y baja corriendo las escaleras, en diez minutos pasa el autobús y no quiere perderlo.

Saluda a su padre, hermanitos y madrastra mientras agarra una manzana. Va hasta la puerta, se despide y corre a buscar al autobús.

Lo alcanza sin retrasos, se sienta varios puestos atrás del conductor junto a la ventana. Su mente viaja a Zack, es increíble que al fin lo conozca sin la máscara, ese pensamiento hace que se le dibuje una sonrisa en el rostro.

El autobús escolar llega al fin al Colegio Harrinson, Annabeth baja aún sonriente y se dirige a su casillero, guarda sus libros sobrantes para después mirar la hora. Las nueve y cincuenta. Aun quedan diez minutos para ir a verse con Zack.

Quizás debería ir a la biblioteca a esperarlo, pero eso la haría ver un poco desesperada, así que va a la salida con la mochila colgando de su hombro derecho.

Piper y Hazel se acercan a ellas sonrientes, Annabeth les devuelve la sonrisa.

—Annie, vamos a comprar helados que me apetece —le dice Piper agarrándola del brazo.

—Pero...

—¡Que vamos, dije! —le interrumpe la chica de trencitas. La rubia suspira y deja que la lleven.

—Que sea rápido —les apura Annabeth.

—Aun queda una hora para entrar a clases. ¿Cuál es tu prisa? —pregunta Hazel.

—Eh... —no sabe cómo responder. No quiere contarles a sus amigas que se encontrará con Zack porque armarían todo un alboroto y no quiere eso.

Sus amigas piden los helados y deciden volver al colegio, pero van con una lentitud que una tortuga con una pata rota y con pereza hubiera caminado más rápido.

Al mirar la hora en el celular el corazón se salta un latido: las 10:06AM.

—Mm... Chicas, yo tengo que hacer unas cosas... Nos vemos luego —Annabeth comienza a caminar lo más rápido que puede al Colegio, esquiva profesores y bedeles que la miran extrañados y entra en la biblioteca.

Pone una mano en su pecho para controlar la respiración. Ha hecho la carrera de su vida.

Una vez más observa la hora en el teléfono: 10:17AM.

Mira a todos lados en busca de algún ser vivo, pero no hay nadie, ni siquiera la bibliotecaria. Comienza a recorrer las grandes secciones de libros y va a la sala del Internet. Nada.

¡Como te odio, Percy! ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora