Te Amo.

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Capítulo 47: Te Amo.

En la fiesta de Leo, la iguana...

Leo, el humano, se queda totalmente boquiabierto cuando ve a una bonita chica con vestido blanco entrar por las puertas de su casa. Es Calipso. Calipso ha ido a la fiesta en memoria de la iguana.

—Leo —dice ella cuando lo ve también. Leo ve que ella juega con sus dedos, sonríe para sí mismo, Calipso siempre hace eso cuando está nerviosa—. Quiero hablar contigo, pero prefiero que sea en privado.

—Ah, claro. Vamos al jardín —ofrece él. Los dos salen al enorme jardín. Aún es de día, así que el potente sol brilla sobre las coloridas flores. Dándole un ambiente mas brillante al sitio. Calipso se queda mirando por un momento las flores, recordando que ella misma plantó muchas de esas con ayuda de Leo.

Leo, cuando me contaron que habías muerto... Creo que fue el peor momento de mi vida—Calipso deja de mirar a Leo, y mira el suelo—. Fue durante esos minutos que me di cuenta que una vida sin ti... simplemente no es vida. Yo sin ti no soy feliz, no puedo estar sin ti, Leo —Calipso vuelve a mirarlo—. Perdóname por haber sido tan desconfiada, si el problema es eso, puedo cambiar. Eres el mejor novio de todos, Leo. Por favor, no te alejes de mi lado. Quiero volver contigo.

Leo sonríe y toma las manos de Calipso.

—No tienes que cambiar por mí, Calipso. Te amo tal y como eres. Y no, no te escondo nada, porque confío plenamente en ti. Además yo tampoco puedo estar sin ti... En el hospital, sólo pensaba en ti cada vez que me despertaba y en mis sueños solo veía tu encantador rostro, porque eres lo más importante en mi vida —el chico toma la barbilla de ella para que lo mire a los ojos—. Te amo, Calipso, yo también quiero volver contigo.

La chica sonríe y rodea el cuello del chico con sus brazos, plantándole un beso para sellar sus palabras, y para dar inicio a una relación que durará, con un poco de suerte, para toda la vida.

Dentro de la casa...

Zack revisa su teléfono que ha sonado.

«Ya estamos aquí», dice el mensaje. Es Marcelo, al fin han llegado. Zack guarda su teléfono y comienza a dirigirse hacia la puerta.

Pero obvio no se va a ir tranquilamente, pues se cruza con Percy justo en la entrada.

—¿Ya te vas? No has durado aquí ni diez minutos —dice Perseus.

—Tengo algo más importante que hacer que estar en una fiesta en honor a una iguana muerta —le dice su amigo.

—No sabía que tenías planes con ellos —Percy señala hacia el carro azul oscuro aparcado frente a la casa. Sabe que es de los amigos de Zack—. Dime de qué se trata.

—Percy, aprecio tu interés, pero no puedo contarte.

—Te conozco de toda la vida, Zack, puedes confiarme lo que sea.

Hace ya mucho tiempo que Percy siente que Zack no está siendo honesto sobre algo. Le ha preguntado un millar de veces qué es lo que tanto oculta, pero su amigo siempre le ha respondido con evasivas. Siempre manteniéndose al margen, yéndose en momentos inoportunos y ocultando cosas. ¿Qué es lo que tanto se esfuerza por esconder?

Zacharias mira a su amigo, realmente se siente mal por no contarle la verdad, pero no puede hacerlo. No ahora.

—Lo sé. Pero es algo que no puedo decirte, así de fácil.

—¿Ni siquiera a tu mejor amigo? —Zack ve en los ojos de Percy que se siente herido, eso solo lo hace hacer sentir peor.

—Hay cosas que no puedes contarle ni siquiera a tu mejor amigo.

Con esas últimas palabras, Zack sale de la casa de Leo sin mirar atrás ni una sola vez.

En alguna gasolinera...

Los padres de Annabeth le han dicho que ellos van a llevar a sus dos pequeños hermanos a un parque de diversiones, y ella ha decidido ir con ellos. Muy pocas veces se ha presentado la ocasión de una salida familiar a causa de que sus padres siempre están trabajando y sus hermanos están estudiando o en casa de sus amigos. Así que se han detenido en una gasolinera a llenar el tanque del auto.

La rubia se baja del coche para tomar algo de aire fresco, y observa como un bonito auto azul oscuro se detiene también a llenar el tanque. Sus ojos se abren como platos al ver salir a cuatro chicos, uno de ellos vestido con un elegante traje, aunque sin la chaqueta, y logra reconocerlo de inmediato. Zack.

Annabeth se acerca hasta el chico, que al parecer aun no la ha notado.

—¿Zack? —lo llama. Él se gira a mirarla, cuando la reconoce sonríe ligeramente.

—Annabeth, que lindo verte por acá —dice Zack.

—Lo mismo digo —sonríe la rubia—. ¿A dónde vas que estas tan bien vestido?

—El traje es porque acabo de salir de un funeral de una iguana —explica el pelinegro, ella tarda un segundo en entender que habla de la iguana Leo—. Y voy fuera de la ciudad.

—Oh —eso tendría un poco de sentido, pero no comprende porqué esta con estos desconocidos y ni siquiera se ha cambiado de ropa. ¿Qué emergencia requiere salir directo de un funeral a las afueras de la ciudad? —. Pero... ¿Qué hay con las clases? Ya has perdido bastantes.

Zack rueda los ojos pero ve en sus ojos (o en su ojo, ya que aún tiene un parche) un brillo de diversión, como si todo esto le causara gracia.

—Tengo que arreglar unos asuntos que no pueden esperar.

—¿Qué clase de asuntos? —no puede evitar preguntar la rubia. Zack es bastante misterioso, al igual que Percy, y ella es demasiado curiosa en ocasiones. Todo ese misterio de salir de la ciudad resulta bastante sospechoso, y ella quiere averiguar qué se trae entre manos.

—Eso no te importa —dice el chico aun con voz tranquila. La chica nota que el brillo de diversión que había visto hace un rato, había sido reemplazado con amenaza.

El repentino cambio deja a Annabeth estupefacta.

—De hecho sí me importa —replica ella.

—Te aconsejo mantenerte alejada de esto, Annabeth —el muchacho se cruza de brazos, y su sonrisa se ha borrado de su rostro. De acuerdo, ahora sí da miedo. Y no ayuda el hecho de que tenga un parche y vista un esmoquin, eso solo lo hace lucir aún más siniestro.

—¿Qué está pasando? —pregunta Annabeth poniéndose un poco nerviosa.

—Te lo repetiré solo una vez más —dice Zack acercando su rostro al de ella—: Mantente alejada.

El chico se vuelve a subir en el auto azul, y este arranca tomando la carretera que da fuera de la ciudad. Annabeth se queda helada en su sitio. Eso, además de ser extraño, ha sido muy tenebroso.

Eso ha sido digno de una película de gánsters, donde el mafioso más peligroso resulta ser Zack y ella la persona desafortunada que se encuentra en el lugar equivocado en el peor momento. Logra moverse de su sitio e irse de nuevo al coche de su padre y su madrastra. Ahora sí que tiene miedo y lo único que quiere salir de ahí lo más rápido posible.

¡Como te odio, Percy! ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora