Juntas para todo - Zoé

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El camino a mi castillo aunque ahora era un instituto se me hizo largo. Cuando llegamos al sitio pasamos sin dar explicaciones aunque pude notar que todo los que llegaban entregaban como una especie de tarjeta digital. Mariano se estacionó por la parte de atrás del castillo, conocía bien esta zona porque era mi favorita. Bajo los vidrios que bordaban el coche y al salir de él me acerque al gran árbol. Echaba de menos este lugar, Lucca siempre dijo que me parecía a mi madre, porque a ella le encantaba este lugar del castillo.

—Deberíamos entrar, la noche está fría —dijo Samantha a mis espaldas.

—Como si tuviera elección propia —respondo. Recordando entre nostalgia que así le dije aquella vez, pero pareció olvidarlo porque solo sonrió y me sujeto del brazo para entrar sin decir nada.

Quizá los daños nos cambian. Quizá la había dañado tanto que ya no parecía ser la misma Samantha que yo conocía. Ahora era más seria y fría, aunque intentaba mostrarse cariñosa eran efímeros momentos los que parecía la Samantha que yo recordaba. Ella se estaba haciendo cargo de mi desastre estaba asumiendo una responsabilidad que no era de ella. Y entendí una vez más que estoy destinada a lastimar a las personas. No importa cuáles sean mis acciones siempre alguien sale herido.

Cuando llegamos al lugar, todo quedo en silencio. Vi muchas caras que no conocía, y entre tantas conseguí la de Lauris y Thiago, agradecí que estuvieran aquí. Eran lo más cercano a unos amigos que tenía acá, pero antes de poder saludarlos todos se acercaron rindiendo pleitesía y odiaba este trato aunque intente ser lo más cortés que pude. Samantha pidió que se acercaran los cinco cuidadores elegidos por el general y entre tantos rostros no vi el de ella.

La busqué con la mirada en el lugar mientras me presentaban a un tal Aurelio que según Samantha y el general sería mi cuidador principal. Un chico encantador a simple vista. Hasta que la vi. Me mantuvo la mirada y estaba con Alejandra, verla con ella me producía cierta molestia que no podía controlar y quizá por celos de quererla alejar de ella. La pedí, la pedí como mi cuidadora principal la quería tener a mi lado todos los días a todas horas del día. La quería lejos de Alejandra y esta era la única forma que tenía y quizá era egoísta. Así que a pesar de las quejas de Samantha y la negativa de mi decisión, terminó por aceptar.

Alejandra tomó a Chloé y le habló al oído, pero ella se estaba acercando a mí ahora y no podía dejar de sentir ese cosquilleo en el estómago que me provocaba tenerla cerca

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Alejandra tomó a Chloé y le habló al oído, pero ella se estaba acercando a mí ahora y no podía dejar de sentir ese cosquilleo en el estómago que me provocaba tenerla cerca.

—De ahora en adelante debes estar con Zoé, todos los días —sonó antipática Samantha—, y eso empieza desde hoy, después de ti estará Aurelio, lo que quiere decir que si por algún motivo no puedes estar él ocupara tu lugar y así corre la línea —dijo mirando a los demás chicos.

—¿Y no tengo elección? —replicó Chloé— Es decir, debo simplemente aceptar y ya. —Arqueo la ceja con gesto de superioridad.

—Fue ella quien te eligió. —Samantha me señalo—. Así que niégatele a ella, si no lo deseas por mí está bien —dijo y miró a Aurelio—. Tú, no pierdas de vista a Zoé. —Y él asintió. Samantha ordeno que colocaran la música que esto era una celebración y que todos estábamos seguros aquí.

Tú y Yo a través del tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora