Affluenza

625 59 62
                                    



Verónica


El primer entrenamiento de porristas se extendió más de lo normal, así que me quedé hasta tarde después de escuela.

Dylan sabía que este día llegaban mis papás por lo que no íbamos a poder salir como usualmente hacíamos todos los días después de clases, se fue directamente a casa luego de la última hora.

Hoy era el día de la cena.

Había esperado con ansias a que llegarán.
A mí mamá no la había visto desde hace dos meses ya que su trabajo de piloto le exige viajar a muchas partes por mucho tiempo y la última vez que ví a papá fue hace casi 3 meses,como geólogo busca energía renovable alrededor del mundo para establecerce en diferentes lugares por largas temporadas para poder probarlas.

Los dos no están demásiado en casa y cuando lo están, no viene ambos solo uno, son contadas las veces que sus fechas de viaje coinciden para estar como una familia.
Por eso contrataron a Nini para que esté al tanto de mi.

Por fin había encontrado un buen restaurant con la comida favorita de mi papá, ordene un cuarteto de cuerdas que tocará mientras comíamos para mamá junto con un gigante ramo de orquídeas ( sus favoritas).
Simplemente quería que todo hoy fuera perfecto, el lugar, la comida, bebida, música, flores, su hija...
Quería que estuvieran felices con lo que vieran.

- Corazón iremos al centro comercial ¿vienes? - Val me preguntó a lado de mi guardando sus pompones en su mochilita al igual que yo - Iremos así vestidas porque llamaremos más la atención de los chicos como porristas - me guiña un ojo.

- Me encantaría conocer chicos nuevos pero no puedo - hago un puchero - Mis papás están en la ciudad y estaré con ellos.

Le dedique mi mejor sonrisa porque se que a Val no le gusta un "no" como respuesta.

- Bueno, tú te lo pierdes corazón, chaaoooo - se va contoneando las caderas exageradamente para reunirse con las demás chicas.

Al terminar de guardar mis cosas sentía millones de burbujas de felicidad volando en mi interior sintiéndome más ligera.
Caminaba dando pequeños saltitos de la emoción, mi corazón ya añoraba verlos a ambos.
Ya quería ver sus caras cuando vieran las sopresa que les preparé.

Mi alegría era tan grande y pura que nadie podía arruinarlo...

¿No?

Mal....

Las únicas personas capaces de reventar mi burbuja es quienes la habían creado.

Mi teléfono sonó y supe de inmediato que era mi mamá por el tono de llamada que había puesto especialmente para ella.

- Hola mamá - era evidente mi entusiasmo

- Hola mi niña - se escuchaba varias voces en el fondo como si estuviera con muchas personas - ¿Dónde estás?

- En la escuela acabo de terminar el entrenamiento de porristas voy para la casa, ¿ya estás ahí?

La pregunta venía cargada de esperanza porque dijera lo que yo quería oír y no lo que acababa de decir.

- No mi niña.

Los murmullos se hicieron más fuerte, un shh por parte de ella los hizo callar.

- Se que te lo había prometido pero me pidieron volar a Madrid mañana y no podía decir que no, ¿entiendes verdad?

Era como si ella misma hubiera tomado un alfiler para explotar mi burbuja sin la más mínima importancia o remordimiento de no poder regresar.

- ¿Hola?

 Frágil Juventud #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora