Just the two of us

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Verónica.


Dallas había sido muy amable en irme a dejar a mi casa después de nuestra primera noche juntos.

¡Fue Fantástico!

Cada segundo lo disfruté a lado de mi nuevos amigos.

O quiero decir... La banda.

Ser parte de algo tan importante te da un gran sentido de pertenecía.
Era como si al fin hubiera encajado sin haberlo intentado.

Tengo el buen presentimiento que este es el inicio de una grandiosa amistad.

Llegué a casa un poco después de media noche, a Nini no le importaba mucho a qué hora regresaba, pensándolo bien podría no llegar hasta el día siguiente y ella ni se entera.

Nunca he abusado de la confianza que me han dado, pero aveces me preguntó que dirían mis papás si me vieran llegar tarde a casa.

¿Se molestarían?
¿Les daría igual?
¿Me perdonarían?

Bueno, creo que nunca lo sabremos.

Me puse el pijama para meterme entre las suaves cobijas de mi cama.
Me estaba tapando por completo cuando mi teléfono sonó.

El timbre especial que le puse a las llamadas de Dylan se escuchaba fuerte por toda la habitación.

Lo tome rápido para constestar.

- Hola.

- ¿Dónde estás?

- En mi cama ¿porque?

- ¿Puedes venir por mí?

Arrugue la nariz.

- ¿Porque? ¿dónde estás tu?

Oí como suspiraba en la otra línea.

- En el hospital..

Esas simples 3 palabras logro que mi corazón golpeara como un martillo mis costillas.

- ¡QUÉ!

- Te explico luego, pero ahora enserio ocupo que vengas.

- Estaré ahí en 10 minutos.

¿Conocen a Flash no?

Pues se queda corto comparado conmigo cuando tome mis pantuflas y llame al Uber más cercano para recogerme.

Mi más cordial disculpa para el señor Uber por mis gritos de desespero diciendo que acelerará pero no saben la angustia que me consumía por dentro el saber que MI TODO me llamaba desde el hospital.

Corrí.

Corrí como alma en pena directo hacia él en cuanto me baje del auto.

Me importaba poco que fuera de madrugada, no me importaba que estuviera en pijamas de colores, con el pelo hecho un desastre, que llevará pantuflas de panda y pareciera una loca, tampoco que atropellara gente conforme iba corriendo porque al único a quien tenía solo en mi mente estaba en una habitación del área de emergencias acostado.

Tenía sus preciosos ojos cerrados, una bolsa de hielo grande en la parte superior de su cabeza, un espantoso moretón en su pómulo izquierdo, el labio inferior reventado y la mayor parte de su cara roja así como hinchada.

Sentí como el peso de un tractor me caía encima del pecho ante esa imagen suya.

- DIOS MÍO DYLAN.

 Frágil Juventud #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora