Verónica
Por alguna razón los días se volvían más difíciles.
Dylan había estado un poco distante desde que ocurrió lo de Chicago, pero esta vez era una distancia a lo que ninguno de los dos estábamos acostumbrados.
Él y yo nos veíamos todos los días como de costumbre, pero aveces al tenerlo tan cerca de mí sentía como Dyli alzaba muros a su alrededor que me impedían llegar a sus sentimientos.
Y eso dolía.
Ya no quería hablar sobre nada de lo que le había ocurrido en este tiempo.
"Todos son malditos recuerdos que quiero enterrar en el pasado"
Me había dicho muchas veces eso cuando trataba de acercarme a él, incluso sugerí a que fuera hablar con un psicólogo sí no lo hacía conmigo pero solo logré que se enojara más.
"No estoy loco"
Decía con toda su linda cara llena de rabia.
No era fácil tratar de convencer a Dylan de hacer algo pero estaba intentando con mi mejor esfuerzo de darle toda la ayuda posible, porque sabía que aunque él lo negará... no estaba bien.
Quizás después de todo la idea de Rossbaline de hacer una "reunión" en mi casa no era mala, sabía que ella y yo nunca nos llevaríamos bien del todo pero al menos serviría para sacar a Dylan un rato de ese confinamiento en el que se estaba sumergiendo solo.
- ¿Dylan?
- ¿mmh?
- ¿Me das una mano? - digo tratando de alcanzar una bolsa de botana de una repisa alta.
Asiente con una sonrisa totalmente falsa sin sentimiento y viene despacio a tomar lo que le pedí.
Suspira con la cabeza baja.
Odio verlo así.
- Los chicos vendrán dentro de poco - comento tratando de matar este silencio.
- De acuerdo.
- ¿Quieres una soda?
Niega.
- ¿Un vaso con agua?
Vuelve a negar.
- ¿Algo de comer?
- No tengo hambre, gracias.
Quiero decir que no recuerdo cuando fue la última vez que lo ví comer pero le he hecho tantos comentarios este día que no creo que necesite un regaño más de mi parte.
Está más pálido de lo usual está semana, es como si nunca en la vida le hubiera dado el sol, tiene unas ojeras moradas debajo de esos ojos color miel que ahora no hacen más que transmitir dolor y su falta de comer se hace presente en cuanto lo miras.
No sé porque me dieron ganas de envolverlo en mis brazos, lo tomo con fuerza para abrazarlo antes de que reproche.
Empiezo a temblar cuando quiero reprimir las ganas de llorar que me atacan y Dylan se da cuenta de eso porque me sostiene fuerte acariciando mi cabello con delicadeza.
Quiero decirle algo como: Te estás rompiendo enfrente de mis ojos Dyli.
Por alguna razón siento que él sabe lo que quiero decir.
Suspiro más fuerte.
"Te estás rompiendo y está vez no tengo idea de que hacer para llegar a tí antes de que te desmorones"
ESTÁS LEYENDO
Frágil Juventud #1
Jugendliteratur¿Que raro verdad? Que dos personas tan diferentes pueden ser tan felices juntas. Verónica y Dylan. Dylan y Verónica, siempre han sido ellos dos durante casi toda una vida de conocerse, están el uno para el otro en los buenos momentos, los malos y lo...