Satisfaction

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Verónica


- ¡Listos o no allá voy!

Estaba escondida detrás de uno de las columnas del Kiosco en el parque público de la cuidad.

¿Cómo terminamos aquí? La verdad yo me estaba preguntando lo mismo.

Ahora somos 5 chicos de 17 años con las neuronas quemadas por droga a más no poder jugando a las escondidas a media noche en un lugar público.
Solo recuerdo decir que estaba aburrida, Sam propuso jugar a algo divertido y lo próximo que se es que ahora tenía que camuflajearme bien detrás de este poste porque Dallas había corrido detrás de mí para esconderse conmigo ya que le tenía miedo a la oscuridad.

Sobra decir que gracias al "toque" que nos dimos nos volvimos más idiotas de lo normal.
 
Dal estaba en mis piernas enganchado como un mono para que asi el arbusto que teníamos cerca cubriera su silueta por completo.
Pero en cuanto mi amigo decidió que sería mejor escondernos juntos, me di cuenta que fue la peor idea que pudimos tener.

¿Porque? Se los diré, la risa.

El juego de las escondidas tiene algo especial, esa pequeña adrenalina de correr y no ser encontrado que te hace no permanecer quieto en tu lugar asi como los ataques de risas que de la nada salen por los nervios.

Ahora imaginen cuando están "Tocados" dónde todo te da risa, no puedes estar quieto y no piensas con claridad, sin duda no elegimos bien el momento para jugar.

Las risitas de Dallas empezaban a sonar más mientras su agarre en mis piernas se apretaba.

- Ya no aguanto ...Ya no aguanto - decía  tratando de contener su risa.

Mi estúpido cerebro en ese momento no hizo más que reír a forma de respuesta.

- Cállate que nos oirán - pero no pude poner el ejemplo porque al final salió una fuerte carcajada de mi.

- ¡Petit ya no puedo más! - empezó a reír como loco a todo volumen, sin duda ya nos encontrarían, empezó a qué recuperar el aire para decir - ME VOY HACER PIPÍ.

Por la risa y su mención de hacer pipí ahora me dieron ganas a mi de hacer pipí.

- ¡Yo también! - empeze a reír safandome del agarre de Dallas para poder cruzar mis piernas evitando un accidente.

Dejé a mi amigo en el suelo dónde aún se encontraba riendo pegándole al césped con una mano mientras que con la otra tomaba sus pantalones.

- Me voy a mear, me voy a mear - repetía mientras pataleaba en el suelo como niño pequeño.

Estaba tratando de poner toda mi concentración en cruzar las piernas y aguantar para que la pipí no saliera, pero ver a Dallas así no me lo facilitaba para nada.

Todos tenemos ese amigo estúpido el cual hace cualquier cosa y ya nos estamos muriendo de risa, bueno Dallas era ese amigo estúpido.

Con las pataletas de Dal, se impulso por accidente haciendo que rodara por el césped en una bajadita  que se encontraba en el Kiosco, no fue a parar muy lejos pero fue lo suficientemente gracioso para que yo me tirará al piso apretando las piernas como nunca.

Dallas después de rodar solo alzo su cabeza para decir en otro ataque de risa sin el menor pudor - ¡Se me está saliendo el chisguete!

Cómo pude encontré mi voz para señalar algo cerca suyo - Ve al árbol - grite desesperada.

Se que era ilegal, que tampoco era lindo o higiénico, pero vamos todos alguna vez en la vida hicimos pipí en un lugar público.

Además no quería tenerme que irme de regreso en el asiento de atrás con Dallas y sus pantalones mojados (habíamos venido al parque en el nuevo carro de Sam).
 
Mi amigo no lo pensó dos veces cuando se levantó a la velocidad de la luz para ponerse enfrente del árbol a espaldas mías.

 Frágil Juventud #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora