Verónica
Los días pasaron y seguía sin saber nada de Dylan.
Mis padres habían regresado a casa por lo que ver a mi papá darle muestras de "amor" a mamá era sumamente asqueroso, tanto que inventaba cualquier pretexto para irme de casa.
Pasaba la mayor parte de mi tiempo llorando por Dallas, intentando encontrar a Dylan, pensando en dónde estará Sam y metiendo siempre que podía droga a mi sistema para lograr mantener la cordura en estos días de basura.
No sabía cómo me sentía, solo sé que dolía.
Era como si me esforzará por respirar pero alguien me lo impide volviendo a ahogarme, intentaba varias veces subir a la superficie pero me ahogaba.
- Buenos días Julie.
- Buenos días Linda - me ve un poco extraña - ¿Te encuentres bien?
No puedo contestar esa pregunta sin llorar así que solo muevo la cabeza en un "Sí"
Me da una sonrisa no muy convencida por lo que me voy a sus pastillas antes de que empiece a hablar.
Me observa desde su mecedora mientras trato con todas mis fuerzas en tomar una a una las pequeñas pastillas entre mis dedos para colocarlas en la cajita especial que tiene.
Mis manos tiemblan demásiado a la hora de tomar el medicamento, mis dedos son mantequilla y mi pulso está descontrolado, no puedo controlarme, ya hace días que es imposible que mis manos dejen de temblar.
Cierro los ojos suspirando un segundo y volver a tratar de acomodar las pastillas.Julie no me quita los ojos de encima por lo que me pone más nerviosa, las manos se mueven solas sin hacer caso a mis órdenes, empiezo a desesperarme, quiero llorar por no poner una tonta pastilla en su lugar.
Suspiro otra vez pero no sirve de nada ya que siento las lágrimas venir junto con el desespero.
- ¿Desde hace cuanto?
Julie habla pero no quiero voltear sin haber metido por lo menos una pastilla.
- ¿Qué?
- ¿Desde hace cuanto te metes eso al cuerpo Verónica?
Me congelé en mi lugar un segundo, mis manos también pararon.
- No sé de qué me hablas.
- No me mientas linda, a mí no.
Paro de hacer lo que hago para ponerme rígida y voltear de poco hacía ella, su mirada era triste con una sonrisa apagada.
- Poco después de que cumplí 17 - me sincero, ya no lo toleraba más - ¿Cómo te diste cuenta?
- Mi esposo era igual a tí - sus ojos brillan en nostalgia - Cuando lo conocí sabía que se drogaba pero aún así no pude evitar enamorarme de él, cuando me embaracé decidió dejar ese vicio pero después de años fue muy difícil para él parar.
Se veía que le entristecía hablar sobre eso y se nota aún más que le duele que yo esté pasando por lo mismo.
- ¿Qué le pasó a tu esposo?
Suspira pesado - Falleció ya hace mucho años por una sobredosis.
Había estado demasiado sensible estos días que escuchar su historia me dieron ganas de llorar, solo quería desbaratar por un segundo lo que sentía dentro de mi pecho.
- No quiero que te pasé lo mismo a tí - sus ojos empiezan a temblar de tristeza - No soportaría saber que tu también te estás hundiendo en las drogas.
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Frágil Juventud #1
Teen Fiction¿Que raro verdad? Que dos personas tan diferentes pueden ser tan felices juntas. Verónica y Dylan. Dylan y Verónica, siempre han sido ellos dos durante casi toda una vida de conocerse, están el uno para el otro en los buenos momentos, los malos y lo...