Está soledad

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Verónica



Miro como las gotas de lluvia golpean levemente la ventana de mi habitación.

Hace una semana que estoy en un centro de rehabilitación.

Solo tengo vagos recuerdos de Dylan gritando mi nombre, Sam llorando y varios aparatos a mi alrededor cuando desperté en el hospital, después solo me encontraba aquí, en Healty Mine, el centro de rehabilitación.

Si pudiera describir estos 7 días en este lugar sería:

Dolor.

Desesperación.

Abstinencia.

Infierno.

Solo esas 4 palabras para describir lo que se siente estar en rehabilitación.

La noche ya llegó y no he salido para nada de mi cuarto, no he dormido o comido. No me importa, no le pongo atención a esas necesidades ya que mi cuerpo aclama, necesita urgentemente drogarse, tomar, inyectar o inhalar algo, tan solo una pequeña porción de droga calmaría las ansias que me apoderan.

Me siento en la cama con la espalda en la pared, doblo mis rodillas para abrazarlas y poner mi mentón sobre ellas leyendo nuevamente el patético cuadro enfrente de mí que dice: "Se fuerte, tu puedes" fijo mis ojos en las letras que solo me hacen sentir peor.

" Se fuerte"

Me repito una y otra vez apretando mis piernas a mi pecho pero es en vano.

Estoy hecha un asco, he perdido peso, estoy pálida como las paredes blancas de mi habitación, mi cabello se volvió tan quebradizo que tengo miedo de cepillarlo después de bañarme, hace días que evitó el espejo, no quiero verme, no quiero ver lo ojos de una drogadicta sobre mí o lo que una vez fuí.

La última vez que tuve el valor de levantar la vista al espejo, rompí en llanto en cuestión de segundos, sentía tanto asco de la persona en la que me había convertido, esa no era yo, se sentía como si otra chica me mirará. Odiaba con todo mi corazón lo que me había hecho, sin embargo no podía quitarme los ojos de encima, mi mano se levantó para tocar mi reflejo pasándose por la facciones de antes una bonita cara.

Empecé con los labios, secos, sin color y agrietados tanto que hasta había sangre en ellos, mi rubor natural despareció dejando mi piel blanca con una mezcla de gris, tenía enormes ojeras debajo del dolor azul de mis ojos.

Nada de brillo, solo tristeza.

"Todo fue mi culpa"

Sollozo con el pecho aplastado y lágrimas cayendo por mis mejillas.

No he visto a mi padres, a Dylan, a Nini o alguien de la banda desde que estoy aquí, casi parece como si estuviera en otra dimensión, se siente así, no parezco que sea parte de este mundo porque me siento tan aislada y sola que parece que soy la única existiendo dentro de mí propia burbuja.

Mi cuerpo está débil, no retiene nada por mucho tiempo, vomito, tengo espasmos y escalofríos interminables, pero por lo que escucho en este lugar es algo normal.

La enfermera o cuidadora (no sé cómo las llaman aquí) entra en mi habitación con una amplia sonrisa que me da asco, odio su felicidad.

- ¿Cómo te sientes?

- Mal.

- Necesitas compañía.

Niego.

- Puedo quedarme aquí un tiempo si quieres.

 Frágil Juventud #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora