Maya (16 años)
El sótano es frío y oscuro, el olor a gasolina inunda mis fosas nasales provocando que me maree por lo intenso que es. Bajo las escaleras buscando mi peluche, el fuego emana y ya no queda rastro de él. Subo corriendo tropezándome con el escalón y provocándome una herida en la rodilla que sangra a lo largo de mi pierna tiñendo de un color rosado la zapatilla blanca.
Cierro la puerta tras mí sabiendo que mi madre está ahí dentro pero no me importa, ella hizo prender la gasolina, ella quería matarnos a mi padre y a mí.
—Papá —llamo su atención —. Tenemos que irnos.
—¿Qué es ese olor? —Se levanta del sofá de donde estaba sentado —. Huele a gasolina.
—Tenemos que irnos, papá —insisto —. Ya cogí todas nuestras cosas —señalo la gran maleta que está junto a la puerta.
Las llamas ya asomaban por la puerta calcinada. Todo está ardiendo, los pulmones se me llenan de humo y los gritos de mamá pasaron a un segundo plano cuando papá agarró mi brazo hasta salir de la casa.
Las sirenas de la policía y bomberos ya se escuchaban a lo lejos cuando caminábamos calle arriba sin saber a donde iríamos, sin saber cuál iba a ser nuestro destino, sin saber absolutamente nada.
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Silencio
RomanceLos silencios llenos de miradas sin respuestas, las dudas, los secretos, las mentiras, el sufrimiento detrás de gritos ahogados en desesperación que no se dejan salir y las sonrisas fingidas que se convierten en un rostro serio lleno de oscuridad y...