Capítulo 12

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(PARTE 1)

Maya

2 semanas después

Lo primero que veo al abrir los ojos es una habitación muy iluminada, a mi lado hay varias máquinas con cables y reconozco de inmediato que estoy en el hospital, mi cabeza parece que va a explotar de lo tanto que me duele, intento incorporarme poco a poco hasta quedarme sentada en la cama.

—Maya... —veo entrar a Alessio por la puerta.

Detrás de él hay otro chico, mi mente conecta y lo reconozco, es el camarero que me atendió en el bar aquella noche.

Miro extrañada y su mirada fría cae en mi, se mantiene hasta que los brazos de Ales me rodean.

—Menos mal que has despertado —susurra y lentamente se separa.

—¿Quién es él? —Lo señalo con la mirada.

—Es mi mejor amigo, Marco. Estaba con él trabajando cuando me llamaron para decirme que al fin te habías despertado, tuvo que traerme hasta aquí en coche.

Siento el peso de su mirada sobre mi, me detengo a observarlo, ahora está recostado en el pequeño sofá con los brazos cruzados, no aparta la mirada como si estuviera analizándome.

—¿Te acuerdas de algo? —Ales se sienta en el borde de la cama y me centro en él.

—No —miento. Me acuerdo perfectamente de todo.

Aún siento las cadenas atraparme los pies y muñecas impidiendo mis movimientos.

—Los médicos me informaron que sufriste un traumatismo craneoencefálico severo debido a un fuerte golpe en la cabeza.

La cara de Luca Muller invade mis pensamientos y me reprimo del odio que le tengo.

—Tengo que llamar a mi padre —digo nerviosa.

—¿El señor Collins? —Pregunta —. Maya...

—¿Dónde está? —Empiezo a alterarme —. Dime Ales, ¿le ha pasado algo a mi padre?

—Yo... yo —titubea.

—Vamos dímelo Ales, está claro que le ha pasado algo.

—Yo... Maya, yo siento mucho tener que decirte esto, pero él tuvo un accidente de coche hace apenas una semana, tú seguías en coma —hace una pausa —. Él falleció de inmediato.

Siento mi alma abandonar mi cuerpo y siento que todas las fuerzas que tenía se agotan. Los brazos de Ales me sujetan con fuerza evitando que me desmorone.

—Pero, no lo entiendo Ales, ¿por qué... por qué él? —Sollozo en su pecho y él me abraza aún más fuerte.

Un portazo. La vida se hunde un poco más y salgo de la realidad. Levanto la vista y veo el sofá vacío. Marco se había ido.

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Puede que hayan pasado días, incluso semanas pero no es así. Esta vez me despierto y estoy tumbada en la cama de mi habitación. Busco el interruptor de la lámpara a tientas que está sobre la mesilla y la luz tenue ilumina el lugar.

La particular silueta de una persona está sentada en una silla en un rincón de la habitación y con un libro entre las manos. Enfoco bien la vista y me percato de quien es.

—¿Allan? —Mi voz es un hilo.

—May... —cierra el libro dejándolo en la estantería que está a su lado y se acerca a mí —. ¿Estás bien? ¿Cómo te encuentras? —Se sienta en el borde de la cama y pone su fría mano sobre mi frente.

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora