(PARTE 1)
Nisha
Todos me decían que iba a morir, pero hace tiempo que dejé de vivir.
Todos piensan que por salir de rehabilitación ya estás curada y ya estás bien, pero la realidad golpea diferente cuando te hacen creer que la vida en el psiquiátrico es buena, sana y que te ayuda. Mentira. La verdad duele y más si lo experimentamos de primera mano.
La vida en el psiquiátrico es oscura pero llegó mi luz cuando Maya Collins Henderson apareció en ella, aportándome esa claridad en mi día a día. Maya era luz, brillo y esencia pero un día se convirtió en todo lo contrario, se convirtió en oscuridad, penumbra y misterio.
La primera vez que entré en ese lugar fue aterrador, me quitaron todas mis pertenencias más valiosas. Me arrebataron mis collares, las pulseras, mi cuaderno de notas e incluso las fotos con mis padres, los recuerdos más entrañables con ellos.
Mis padres fallecieron en un accidente de coche cuando yo cumplí seis años. Íbamos a mi fiesta de cumpleaños cuando un camión se cruzó por medio de la carretera e impactó con nosotros. Ellos murieron de inmediato, sin embargo, yo sobreviví por suerte y me tocó vivir una vida oscura y aterradora por las secuelas, por el trauma y por el miedo.
Me gusta el agua, porque apaga los sonidos, eso me decía Maya cuando trató de ahogarse en varias ocasiones.
Al principio no lo entendía y ahora, ahora lo entiendo demasiado bien y sé que eso no es nada bueno.
(PARTE 2)
Maya
Una vez me dijeron que iba a encontrar a una persona especial que iba a cambiar mi vida, que iba a hacerme sentir mejor persona y que a pesar de las circunstancias iba a estar ahí, para mí, en lo bueno y lo malo. Esa persona especial llamada "mejor amiga". Vaya, creo que nunca tuve una amiga buena hasta que me internaron en ese psiquiátrico.
Tenía razón, encontré a mi amiga especial. Pero nadie me dijo que iba a suicidarse.
—¡Nis! ¡Nisha! —Corrí hacia el baño, la puerta estaba tirada en el suelo.
Y ahí la vi, ahogada en la bañera, su cuerpo estaba sin vida, pálida, con los labios morados. Inerte.
Me agaché frente a la bañera e intenté sacarla de ahí, el agua estaba congelada y congelaba mis manos.
Ella no podía haber hecho eso, ella no podía morir. No de esta manera.
—Nis, por favor, responde —los ojos se me llenaban de lágrimas.
Vi su collar, nuestro collar y lo agarré entre mis dedos delicadamente.
—¿Por qué Nis? ¿Por qué has hecho esto? —Sollozo.
No tenía fuerzas y sentía como me desmoronaba poco a poco, a paso lento.
☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆
La vida nunca ha sido fácil y menos cuando has tenido que pasar por cosas que ni siquiera se lo desearías a tu peor enemigo, a la persona que más odies en el mundo. Ni siquiera sería capaz de deseárselo a Luca Muller.
La muerte. La vida. El destino. Son cosas de las que todos hablan pero que ninguno sabe la respuesta. He perdido a las personas más importantes de mi vida y he tenido que seguir pero ya se acabó.
Arde. El fuego quema mi piel dejando manchas feas imborrables. Las lágrimas se resbalan por mis mejillas y dejo el mechero a un lado para salir de casa.
Camino bajo la lluvia, bajo la oscuridad de la noche sin importarme absolutamente nada. Llego a su casa y llamo al timbre varias veces seguidas hasta que veo como abre la puerta.
Sus brazos me envuelven con fuerza y lloro desconsoladamente en su pecho.
—Estoy aquí, no me iré —escucho como susurra Marco.
—Todos dicen lo mismo y al final se acaban yendo —balbuceo y noto como me abraza más fuerte.
☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆
Me ahogo en los silencios, en mentiras, en dudas, en secretos que jamás dejaré salir. Me sumerjo en un mar de miradas sin respuestas y en gritos interiores. La voz de mi cabeza martillea constantemente y me pide que me apague, mi cuerpo me pide que me sienta libre.
Mentiras, de eso se trataba mi vida, de una gran mentira. Tanto dolor, tanto sufrimiento ahogado en silencio, sin escapatoria. Así me siento, así me llevo sintiendo mucho tiempo.
Y me di cuenta que siempre fui la misma persona, perdida, agotada, solitaria, apagada, vacía...
Aprendí que sentirse libre y apagarse para mí era lo mismo. La muerte.
Cuando estás al borde del precipicio, entre saltar al vacío o no, es cuando te das cuenta de muchas cosas... Qué hubiera pasado si le hubiera abrazado por última vez, si le hubiera besado, si le hubiera dicho un "te quiero" un "adiós", si hubiera estudiado para ese examen, si hubiera ido a esa fiesta, si no me hubiera quedado en casa, si hubiera salido, si me hubiera tirado a la piscina, si me hubiera adentrado más al mar, si no le tuviera miedo a las alturas... pero muero de ganas por saltar, de saber cómo se siente por un segundo caerse, ver la vida pasar por delante de mis ojos y luego... nada. Otra parte de mi dice que no salte, que me quede aquí en esta vida, que ría, que baile, que grite, que disfrute, que viva...
Pero esta vez estaba dispuesta a hacerlo y no me iba a arrepentir.
ESTÁS LEYENDO
Silencio
RomanceLos silencios llenos de miradas sin respuestas, las dudas, los secretos, las mentiras, el sufrimiento detrás de gritos ahogados en desesperación que no se dejan salir y las sonrisas fingidas que se convierten en un rostro serio lleno de oscuridad y...