Capítulo 5

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Maya

Me tropiezo con Allan cuando salgo disparada del hospital. Me habla pero no lo escucho, mi mente está ocupada en otro lado y paso de largo, intenta detenerme pero cuando me doy cuenta ya estoy dentro de un taxi.

El taxista me pregunta si estoy bien, todos te lo preguntan pero ninguno quiere saber la respuesta verdadera.

Bajo del coche lo más deprisa posible, las manos me tiemblan cuando intento meter la llave en la cerradura de mi casa

Abro la puerta, el silencio y la oscuridad me recibe una noche más, me mareo cuando pongo un pie en la entrada de mi casa, mi padre no está, sé que llegará tarde. Entonces lo veo, un papel.

Me agacho y lo recojo perfectamente doblado a la mitad y con las manos temblorosas lo abro.

"No intentes esconderte, muéstrate quién eres en realidad"

El papel me grita palabras vacías llenas de significado pero trato de ignorarlo, lo arrugo entre mis dedos y camino hacia la habitación, dejando todas mis cosas tiradas por el suelo.

Las tripas me rugen, llevo sin comer varios días y papá se fue a trabajar fuera varios días y aún no ha vuelto. Sola y vacía así me siento.

Decido tumbarme en la cama un rato y dormir para que la mente no sea presa de mis pensamientos intrusivos.

Cierro los ojos y el sueño se apodera de mí en cuestión de minutos.

¡Qué haces! ¡No la toques! Escucho a Allan enfrentarse a mi madre.

Yo estoy detrás de él, escondida, sin saber qué hacer.

¡No te acerques! Repite.

Un golpe. Una bofetada impacta en la cara de Allan y él cae al suelo quejándose.

El monstruo de mi madre se acerca a mí y su mano fría impacta con mi cara provocando que me maree y quede aturdida.

Con sus manos agarra mi pelo tirando de mí y arrastrándome por todo el suelo de la habitación. Duele, duele y mucho.

Cuatro años, cuatro años infernales de sufrimiento, no sé cuando acabará este dolor, cada día se vuelve más oscuro, más negro, no veo la luz al final del túnel y eso me aterra.

¡No sirves para nada! ¡Eres una niña enferma que morirá en cuestión de meses!

Otra bofetada. Otro mundo nuevo.

El sonido incesante del timbre me despierta. Siento el aire regresar a mis pulmones cuando abro los ojos de golpe, la cama está empapada de sudor y lágrimas. Mi cuerpo tiembla cuando intento ponerme en pie y escucho la voz de Allan, lo ignoro.

Y entonces, lo veo, lo veo entrar por la ventana.

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora