Capítulo 21

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Maya

—Es increíble —dice Marco a mi espalda mientras abro la puerta.

—Llevo sin venir aquí mucho tiempo —digo dejando la chaqueta en el sofá que está frente a la chimenea.

—¿Pasabas mucho tiempo aquí? —Dice siguiéndome escaleras arriba.

—Bastante —abro la puerta de la habitación en la que he pasado tanto tiempo.

Es una buhardilla, con un gran ventanal con vistas al lago y al bosque, siempre ha sido mi lugar favorito para leer, dibujar y escribir. Pasaba la mayor parte del tiempo aquí.

Me acerco al ventanal y aprecio las vistas, siento a Marco ponerse a mi lado sin decir nada.

—Venía mucho con mi padre y con Allan aquí —sonrío mirando al agua cristalina —. Fueron los momentos más felices de mi vida, podía pasarme horas y horas paseando por el bosque sin cansarme —hago una pausa y suspiro —. Era feliz.

—Allan te hacía muy feliz, se te iluminaba la cara cuando lo veías —giro la cabeza para mirarle, está de perfil —. Hablé con tu padre varias veces, era un tipo estupendo, me hablaba muy bien de ti Maya y te quería demasiado —se le marcan los hoyuelos cuando sonríe tristemente.

—Era genial —murmuro.

—¿Por qué me has traído hasta aquí? —Conectamos miradas.

—Necesito que me respondas a algunas preguntas —medio susurro indagamdo en su mirada fría —. Necesito que me digas si estarías dispuesto a decirme toda la verdad.

—No te puedo asegurar nada Maya —traga duro —. Pero adelante, pregúntame lo que sea.

—¿Cómo me conociste? ¿Qué pasó? Quiero saber todo.

—Lo siento Maya pero no puedo decirte nada —me da una sonrisa de boca cerrada.

—¿Por qué Marco? ¿Por qué nadie quiere decírmelo? Ni Allan, ni si quiera mi padre me dijeron la verdad sobre mi pasado, ¿por qué no puedo saber lo que pasó? ¿Tan malo es?

—No creo que sea bueno para ti saber la verdad.

—No lo entiendo Marco, quiero saberlo, quiero que me lo digas —empiezo a elevar el tono de mi voz.

—Está claro que no lo entiendes Maya, no entiendes que no puedo decírtelo —sé que está empezando a perder el control.

—¿Por qué Marco? —Decido preguntar una vez más.

—Intento protegerte Maya, de verdad que lo intento pero tu manera retorcida de querer averiguar la verdad me lo complica —aparta la mirada de mis ojos —. ¿Es tan difícil entender que lo que pasó en tu pasado también me implica y me afecta hablar de ello?

Me siento pequeña frente a él y sus palabras, prefiero no volver a responder y pasear mi mirada hasta el lago y quedarme ahí, observándolo.

Ahora, el silencio es mi mejor compañía.

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora