Capítulo 29

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Maya

La habitación está en penumbra, es fría y oscura.

Las cadenas aprietan mis muñecas y soy incapaz de moverme, la angustia me come a paso lento y la desesperación me ahoga.

El sonido chirriante de la puerta al abrirse desborda mi miedo y veo sus zapatos demacrados negros por la suciedad acercarse a mí.

No puedo levantar la cabeza, si lo hago sé a quien veré frente a mí y lo que supone eso.

—Maya, no tengas miedo —su voz suena en mi cabeza una y otra vez.

La voz de Luca Muller.

Abro los ojos, la cama está empapada de sudor y lágrimas.

Siento el aire regresar a mis pulmones y me incorporo de inmediato.

La oscuridad me recibe y busco a tientas el interruptor de la luz, lo encuentro e ilumina toda mi habitación llevándose a los demonios una vez más.

Salgo de la cama y me meto en la ducha con ropa, un torrente de agua fría me golpea sin piedad alimentando las ganas de sumergirme y no salir nunca más.

Mi mente se colapsa y dejo el agua fluir por mi cuerpo, no siento mis extremidades y cierro los ojos dejándome ir.

El sonido incesante del timbre hace que me saque de mis pensamietos y que salga rápidamente de la ducha. Me tropiezo con la ropa limpia tirada en el suelo y salgo disparada hacia la puerta principal, mojando todo el suelo de agua.

Abro de golpe y la cara de Nis aparece frente a mí, sin decir nada da un paso hacia delante y me abraza con fuerza empapando toda su ropa.

Intento reprimir el llanto pero soy incapaz y un mar de lágrimas salen de mí sin cesar.

—Estoy aquí, nunca me iré —susurra.

Ojalá hubiera sido cierto.

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora