Capítulo 27

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Maya

La forma en la que debes clavarte la cuchilla, a fondo, romper la piel y arrastrar con fuerza, haciendo presión para poder hacer un río en el que poder ahogarte.

Duele, pero cuando aparece la sangre todo se vuelve más tranquilo.

Saco esos pensamientos de mi cabeza cuando escucho su voz.

—¿Te aprieta? —Niego con la cabeza y Nis sigue vendándome los brazos.

—Gracias —digo cuando termina.

—Sé que es difícil Maya, pero no quiero verte pasar por esto otra vez —me regala una sonrisa de boca cerrada.

—Lo siento —apenas susurro.

—Todo estará bien y estaré aquí, para ti —me envuelve en sus brazos.

Después de unos segundos se separa y comienza a guardar todo en el botiquín.

—Mis abuelos no están pero nos dejaron algo de cena —dice metiendo el botiquín en el mueble.

—Tus abuelos son geniales —bajo la manga de la sudadera.

Salimos del baño y nos dirigimos a la cocina.

—Podríamos salir esta noche —habla mientras que coloca la comida en la mesa.

—Me parece buena idea —se sienta frente a mí.

—Te presto un vestido —dice emocionada.

—Ya veremos —tomo el primer bocado.

—Te quedará genial —me sonríe —. Por cierto, ¿has vuelto a ver a Ales? —Niego con la cabeza —. Menos mal, es un imbécil.

Nisha sabe todo, le conté todo lo que pasó, incluso sobre la pelea.

Cenamos en silencio, mi mente se centra en la comida del plato y siento las ganas de vomitar, Nis extiende su mano y la pone sobre la mía dándome suave caricias.

—Tranquila, ya has comido un poco y eso es suficiente por esta vez —se levanta y me quita el plato de enfrente.

Suelto todo el aire que estaba conteniendo en mis pulmones.

—¿Segura que quieres salir? —Me pregunta.

—Sí —intento sonar segura.

—Vamos, te voy a enseñar algunos vestidos.

Me levanto y la sigo escaleras arriba hasta su habitación, me siento en el borde de la cama mientras que ella rebusca en el armario.

—¿Te gusta este? —Me enseña uno rojo intenso, sencillo pero elegante.

—No me va mucho el rojo —se gira y vuelve a guardarlo en el armario —.¿Tienes alguno negro? —Pregunto.

—Tengo el perfecto para ti —sonríe y vuelve a rebuscar.

Saca un vestido negro de satén precioso, sencillo pero ideal.

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora