Una chica separada de su familia, la cual crece entre las calles hasta que llega el momento de pagar todas las deudas tiene que acercarse a Christian, un multimillonario famoso pero lo que no sabía que todo le sale mal terminando enamorándose y enco...
Despierto y veo a través de la ventana el hermoso amanecer aunque no se parece nada a aquellas vistas en la casa de los padres de Christian. Suspiro frotándome la cara y comienzo a levantarme, ya que a partir de hoy comenzaré a trabajar como aprendiz de Jack en su editorial.
Camino hacia el cuarto de baño donde tomo un largo y relajante baño. Anoche aunque por más que el ama de llaves de Christian insistió en arreglar mi guardarropa, preferí hacerlo yo. Miro entre tantas prendas algo sencillo pero elegante para este primer día de mi nueva yo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me miro al espejo y me siento un poco frustrada ante el cambio que estoy comenzando. Me miro los anillos que Christian me entregó el día de nuestra supuesta boda y aunque sé que no fue por amor desearía que así lo fuera.
Tocan la puerta y sin poner atención, digo que pasen. Entra por ella un recién duchado y con tan solo una toalla anudada en su cintura Christian. Al verme se disculpa y yo tan solo me escondo para que no me vea lo sonrojada que me encuentro.
—No te preocupes Christian, estaba por irme—. Pongo rápido el celular dentro del bolso y camino rápidamente hasta la puerta para tratar de huir de este hombre.
—Rose, espera—. Christian me toma del brazo sin hacerme daño. Su toque provoca que me recorra una extraña electricidad en mi cuerpo que hace que tiemble, y más al saber que mi esposo tan solo se encuentra a unos pasos de mi y casi completamente desnudo.
—¿Que deseas Christian?—. Me mira con sus bellísimos ojos grisáceos y aquella barba que le crece matutina.
—Y...yo quiero disculparme Rose— se acerca tomando mi rostro entre sus manos— Ayer estaba celoso y furioso al verte que salías con mi hermano. Y es que no entiendo pero tan solo pensar que otros hombres te miran o te tocan se me revuelve el estómago. Me pongo en modo hombre de las cavernas—. Sonrió por lo último. Suspiro y retiro sus manos de mi rostro.
—Christian, desde un principio te demostré ser sincera. Acepte casarme contigo y lo único que te pedí fue que confiarás en mi, pero ayer me hiciste ver que no confías en mi, me hiciste ver como una interesada por el dinero, y eso me dolió, porque...
Sin dejarme decir más me toma entre sus brazos y me comienza a besar. Un beso desesperado pero a la vez tierno que trasmite todo aquello que no podemos decir en palabras. Me toma entre sus brazos para llevarme a la cama y caer juntos. Paso mis manos por si aún húmedo cabello mientras él comienza a besar mi cuello.
—C...Christian c...creo que debemos parar — le digo quedándome si aliento. Deja de besarme y me mira a los ojos.
—Perdón Rose, y...yo me dejé llevar, pero es que eres bellísima y yo soy un estúpido, celoso, cabeza hueca. Que está sintiendo cosas por ti. Por favor Rose comencemos de nuevo, olvidemos como nos conocimos, como nos casamos y que nos dijimos ayer para comenzar de cero. Creemos nuestra propia historia sin terceros, solo tú y yo, ¿Que dices mi amor?—. Acaricio su rostro y lo beso.
—Creo que estoy dispuesta a darte una única oportunidad, pero es la última Christian. Si vuelves a insultarme o a desconfiar de mi, te dejare y comenzare lejos de ti—. Asiente besándome de nuevo.
—Créeme jamás dejare te vayas de mi lado—. Me vuelve a besar hasta que ambos terminamos sin aliento, nos quedamos un tiempo acostados en la cama, sin movernos hasta, tan solo mirándonos y acariciándonos.
—Durante todo el tiempo que he trabajado jamás he faltado o llegado tarde, ahora será la primera vez—. Me dice Christian levantándose de la cama y ayudándome a levantarme.
Ambos sonreímos, nos amos un tierno beso hasta que mi esposo se va a su guardarropa a cambiarse. Tomo mi teléfono y miro la hora. 8:30 am, vaya creo que debo darme prisa si quiero llegar a tiempo a mi primer empleo.
Mientras que termino de arreglarme el cabello, Christian sale del guardarropa vestido en un traje azul marino a la medida con corbata color roja. Se acerca a mi y me rodea con sus fuertes brazos, besando mi cuello. —Te ves bellísima. ¿Porque no te quedas en casa?, no tienes necesidad de trabajar—. Me suelto y volteo a verlo sería.
—Christian, quiero hacerlo, quiero al menos sentirme útil y estar rodeada de lo que me gusta y apasiona que son los libros. Además yo nunca llegue a empezar la universidad, lo cual me hubiera gustado mucho, y ahora creo que estoy en lo que me gusta. ¿Puedes apoyarme en eso?
—Solo si me prometes que estarás cerca de mi hermano. No quiero que te llegue a pasar algo, y si deseas comenzar la universidad tan solo dilo y será tuyo comenzarás cuando quieras—. Sonrió entusiasmada.
—De verdad Christian?, ¿Puedo estudiar la universidad?.
—Si, mi amor. Todo lo que quieras lograr yo te apoyaré—. Grito de felicidad lanzándome hacia sus brazos.
—Gracias Christian, por apoyarme—. Y sin pensarlo lo digo— Te quiero.
Me cubro la boca ante lo último. Tan solo me mira con aquellos ojos sin indicios de alguna señal de lo que vaya a ocurrir, hasta que se acerca y me toma entre sus brazos.