Barreras de Amor

CAPITULO 40

P.O.V Anastasia

Tres días después del parto.

Después de haber pasado el peor momento de mi vida, debatiéndonos mi hijo y yo entre la vida y la muerte puedo decir que ambos logramos sobrevivir.!Ahora tras haber tenido un parto difícil, tanto mi familia como Christian me tratan como si fuera de cristal, lo cual hace sentirme un poco abrumada aunque sé que solamente lo hacen para cuidarme.

—No,no, no Kate así no, la almohada debe de estar de este modo—. Dice mi madre mientras arregla mi almohada por quinta ocasión. —Lo vez está mejor, ¿no es así Ana?—. Ambas voltean a verme y finjo que está bien.

Kate y mi madre se ofrecieron a cuidarme mientras Christian fue a tomar una ducha y descansar aunque fue obligado por ambas y claro por mi también, pero nunca pensé que mi madre y hermana fueran tan intensas. Siempre se contradicen una con la otra. Que esto si, que aquello no, etc. Lo cual hace querer lanzar a ambas por la ventana para así poder descasar un momento.

La puerta se abre entrando por ella la enfermera que me ha estado atendiendo. Me mira con una amplia sonrisa, acercándose a mi.

—Buenos días señora Grey, ¿como amaneció?

—Bien gracias—. Asiente toma mis signos y me mira mientras escucho como mi mamá y mi hermana discuten entre que es mejor para mi. Miro a la enfermera como pidiéndole ayuda y ella entiende, ya que voltea a verlas.—Disculpen, se notan que han estado toda la mañana aquí, porque no van y desayunan algo, la señora Grey estará muy bien cuidada.

Secundo lo dicho.—Mamá, Kate ambas deben ir. Acabo que nada malo me pasara.

—P...pero Ana, Christian nos colgará al saber que te dejamos sola—. Me dice Kate. Niego sonriendo ya que como de intenso se pone mi marido.

—Tranquilas. Además que me puede pasar si estoy en un área restringida donde solamente pueden pasar las personas que estén autorizadas, y tengo más guardaespaldas que el mismo presidente. Vayan las dos—. Ambas se convencen prometiendo que no tardarán, dejándome sola con la enfermera.

Suspiro, relajándome un poco, lo cual hace que la enfermera se ría un poco.—Gracias, necesitaba un poco de tranquilidad, y aunque las quiero estaban un poco intensas—. Digo un poco apenada.

Ella me sonríe.—No se preocupe, cuando entre pude notar su cara por eso lo dije—. Asiento. Toma mis signos y me dice que todo está bien.

—Sabe cuando podré ver a mi bebé, ansío las ganas de tenerlo entre mis brazos—. Digo con anhelo y deseo.

—Aún no lo sé pero lo que si es que el pequeño ha evolucionado de manera correcta. Lo cual puede ser que en estos días lo tenga entre sus brazos—. Sonrió ante las ganas de tenerlo en mis brazos.

Se despide dejándome sola, para que pueda aprovechar este tiempo para relajarme. Cuando estoy a punto de cerrar los ojos, escucho un ligero toque en la puerta.

Al decir <<pase>> la puerta se abre y entra por ella una pequeña cuna con una pequeña bolita. —Hola nueva mamá, hay una personita que quiere decir hola a su mamá—. Me dice la enferma que trae a mi pequeño.

Tapo mi boca con mis manos ante la sorpresa de ver a mi pequeñito aquí conmigo.—¿Desea cargarlo?—. Asiento entusiasmada. La enfermera me lo pasa y me dice el modo correcto de sostenerlo.

Al tener a mi pequeño en brazos es indescriptible, es un sentimiento que hace sentir mi pecho lleno y extasiado de alegría que hará que mi pecho explote y desborde este inmenso amor que estoy sintiendo.