CAPITULO 37

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P.O.V Anastasia

Tras una semana de haber estado en el hospital para observación me dieron el alta. No sin antes la doctora volver a recordarme que necesito estar en reposo absoluto , lo cual no me hace muy feliz pero todo sea por mi pequeña pulgita como le dice su papá.

—Doctora, ¿será que mi mujer pueda volar en un vuelo privado de regreso a Seattle?—. La doctora nos mira a ambos.

—No lo creo conveniente señor grey, el traslado y el vuelo puede ser muy estresante para Ana por lo tanto puede correr más riesgo en el estado que se encuentra—. Christian asiente mirándola.—Bueno Ana iré a firmar tu alta para que puedas irte, y recuerda iré a revisarte constantemente y nada de movimiento, ¿entendido?—. Asiento mirándola, la doctora se despide dejándonos a los dos solos.

—No sabes cómo me moría por salir de este lugar—. Digo sonriendo. Christian toma mi mano y besa mis nudillos.

—Yo también me moría por llevarte a casa mi alma, pero ahora no habrá fuerza sobre humana que les haga daño porque estaré al pendiente de ustedes dos—. Pasa su mano por mi casi plano vientre.

—Y yo también. Aunque mi amor ¿han sabido algo de Ethan?

Suspira frustrado.—No desde el día de accidente desapareció y no se sabe donde podrá estar.

—No entiendo en qué momento Ethan se volvió así, si habíamos tenido peleas pero no pensé que...—. Mi voz va perdiendo fuerza al recordar aquel día.

—Mi amor, tranquila. Nadie lo esperaba pero ahora estarán más seguros. Acabo de contratar seguridad extra, mía y Kate decidieron quedarse a hacerte compañía al igual que Elliot y Jack, y tus padres estarán viniendo constantemente—. Niego

—Amor, no. No quiero que nadie deje de hacer su vida por mi, con que estemos los dos juntos es más que suficiente—. Me mira con ojos de adoración, se acerca para besar mis labios.

—Eres única mi vida pero ya está decidió, tú hermana no quiere separarse al igual de Mía, además nosotros podemos responder todo que tenga que ver con nuestras empresas desde el despacho. Pero no te volveré a descuidar, ni a ti ni a la pulgita—. Coloca una mano en mi vientre.

Una hora después puedo irme a casa. Durante el trayecto no pude evitar dormitar en el hombro del hombre que amo. Al llegar nuestra casa Christian me toma entre sus brazos sin permitir dar un solo paso, al entrar nos encontramos con un cartel de <<Bienvenida a casa>>, con mis hermanos y cuñado.

Christian me coloca en la silla de ruedas que me obligaron a usar para poder moverme, cada uno se acerca para abrazarme y llorar.

—Hay hermanita no sabes lo mal que estuve por pensar lo peor. Perdóname—. Dice Kate mientras la abrazo tranquilizándola.

—Hey tranquila estoy bien. Mírame—. Tomo su cara entre mis manos para limpiar su bello rostro bañado en lágrimas.—No tienes que preocuparte pronto tendrás a tu sobrino corriendo por todos lados que te volverá loca.

—Si, y lo consentiré mucho.

Entre lágrimas y abrazos, después Christian me lleva a nuestra habitación para poder descansar un poco.

— ¿Así estás cómoda mi amor?—. Me pregunta mientras acomoda mi almohada en la espalda.

Asiento.—Si mi amor, gracias—. Besos sus labios tornándose más pasional en cada movimiento, pero nos detenemos.

—Mi gema preciosa aunque los dos lo deseamos no podemos—. Susurra contra mis labios mientras yo hago un puchero que lo hace sonreír.

Christian se acomoda a lado mío en la cama, y comenzamos a hablar acerca de nuestra pulga.

—¿Que quieres que sea mi amor? ¿Niño o una Niña?

Toma mi mano, volteándome a ver. —Lo que sea solo con que esté sano y fuerte, pero si fuera un Niño no tengo que preocuparme de que idiotas la persigan como perros 🐕, y más pareciéndote a ti, jamás la dejaría salir.

Golpeó su brazo riéndonos ambos.—Amor, no harás eso si llegase a ser una niña, porque no lo permitiré.

—Mmm, lo sé pero tendrá que pasar sobre mi Señora Grey—. Dice casi cerca de mis labios.

—Aún no lo soy señor grey.

—Bueno en cualquier momento te convertiré en mi esposa—. Entrelazamos nuestras manos y nos besamos.

Un golpe en la puerta nos interrumpe en este mágico momento.—Adelante—. Dice Christian. La puerta se abre dejando entrar por ella Gail.

—Señor Grey, Taylor se encuentra afuera esperando junto con la nueva enfermera.

—Hazlo pasar Gail—. Asiente saliendo.

Resoplo frustrada ante tener una niñera pero era eso o tener a Christian sobre mi todo el tiempo, y aunque lo amo también necesito mi espacio. Taylor entra saludándonos a ambos junto con una joven vestida de blanco.

—Señor, Señora Grey les presento a Susanna Clark enfermera enviada por el hospital.

Nos saluda y se presenta con ambos.

—¿Firmó los papeles de confidencialidad, y revisaste su historial ante Jason?—. Pregunta Christian firmemente cómo si estuvieran cerrando un negocio.

Susanna asiente.—así señor firme, y el señor Taylor reviso mi expediente que se encuentra sin ninguna anormalidad.

Asiente aceptando.—Bien, como vera todo estas medidas se hace porque mi mujer lo es todo para mi, además se le informó de aquellas personas que no deben entrar para no perturbar su tranquilidad. Si usted comete algún error o permite el paso de una de esas personas que están en la lista se le hará responsable, ¿quedó entendido?—. La chica asiente.

—Si señor, descuide no tendrá queja alguna—. Christian asiente, sin más le pide a Taylor que le diga a Gail que le muestre la habitación donde se quedará para estar cerca mío.

—Me parece buena chica, ¿no crees mi amor?.

—Si, pero aún así no confío en nadie Ana—. Tomo su cara entre mis manos acercándola a mi.

—Hey todo estará bien. Tú y yo protegeremos a nuestro bebé, ¿si?

—No tienes que preguntármelo nena. Tú y él serán por lo que viva—. Besa la palma de mi mano.—Ahora porque no nos dormimos un rato para antes de la cena.

Asiento suspirando. Nos acomodamos pero antes de poder cerrar los ojos, mi celular vibra. Lo tomo y veo que tengo un mensaje de un número desconocido.

Frunzo el ceño, pero al comenzar a leerlo siento como un frío recorre mi cuerpo:

<<Disfrútalo mientras puedas porque el tiempo se acaba, tic, toc , tic, toc>>

Borro el mensaje, y trato de mantener de mantener la calma ante eso, ¿pero quien será el que me mando ese mensaje?, ¿quien será el que nos quiera hacer daño?. Bloqueó el número y apagó el celular, me acurruco con Christian entre sus brazos sintiéndome protegida y salvo, sé que con él nada malo nos pasará a mi o a nuestro bebé.

Barreras de Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora