Petricor dulce brotaba del aroma de su piel bañada en canela, y a lo lejos un suave sabor a azúcar morena se distinguía después de haberla besado con profundidad.
La lluvia afuera daba su concierto mientras no solo al suelo mojaba, sino que con el delicado bailar de las gotas por dentro mío discurrían multitud de sensaciones cuando cerca estuvimos pegándonos como panela en el calor del momento.
Qué ojos, qué sonrisa, qué figura, qué ganas de volver a hacerle el amor a sus labios y envolver a su alma con un poco de paz... en cuamquier rincón diviso su silueta bailando con la música de su propio arte.
Rebuscado sueno ya pero ¿cómo escribir sin sentir? cuando lo que se siente arde, en letras se quema y yo aquí quiero arder, en el calor de tu libertad.
Dame de aquel pendiente un poco, pues no me basta con guardar el secreto en el baúl de mis recuerdos, dame de aquellas horas de nuevo, entrégame aquellos minutos anhelándote constante y bailemos de nuevo por dentro de la piel mientras nos reímos tiernos luego del envolvente deseo.
Si alguna vez vuelvo a encontrarte luego de girar por el mundo, no te detengas, ven y bésame, endúlzame la vida con la vid de tus labios rojos y alquilame de nuevo un rincón de ti... mi dulce piel canela.
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OBITUARIOS, DIARIOS Y NUPCIAS
RomanceDel cómo se aprende a poetizar el dolor del romance...