Fue una noche de abril como cualquier otra cuando la dejé irse, habíamos pasado más malos que buenos momentos juntos, estuvimos abrazados cada noche, tomados de la mano cada mañana, enamorados cada tarde... no había otra como ella, tan dulce, tan fiel, tan mía tan hermosa.
La dejé irse sin mediarle palabras, sin dedicarle un adiós, un beso o un hasta luego, sólo la dejé marcharse. En mí nunca hubo espacio para ella de nuevo, es más, ni recordaba su forma ni su voz, estaba enamorado de otra mujer, estaba perdido en otros ojos, estaba alucinante por otra piel, estaba completamente entregado a otro amor...
La escuchaba a veces llamándome a la puerta, rogándome un poco de atención y yo le decía ¡vete, márchate! no te conozco... y con los ojos cristalizados se alejaba dando pequeños pasos y se perdía en medio de la nada.
Un beso bastó para borrarme su recuerdo, una caricia bastó para venderle a la mejor postora el amor que le tuve por mucho tiempo, un par de minutos en el Edén, me condenaron a toda una vida en el más profundo Hades y así como vendí aquello tan preciado para ella, sin pensarlo dos veces aquella Venus se convirtió en ls moneds con la que pagué mi traición...
Frágil y desdichado, caminé un par de kilómetros lamentándome, golpeándome el pecho, confundido, aturdido, enloquecido y ebrio, casi sin fuerzas y sin vida arrastré losnpies hasta mi habitación, abrí la puerta y me eché a llorar.
Pasaron... no sé, tres o cuatro horas cuando en medio del silencio alguien llamó a mi puerta
¿Quién es? - pregunté
-He venido a verte luego de tanto
¿Puedo pasar?Adelante -respondí inquieto
Era la mujer más bella que pude conocer en toda mi vida, caminó hacia mi cama, me miró con una sonrisa y me dijo:
-Tarde o temprano tenías que abrirme...
Corrí y la abracé con fuerzas, lloré sobre sus senos, la desnudé, la besé y luego de tres horas de intimidad, me acarició el cabello, me miró a los ojos y susurrándome tierna al oído me dijo: te esperé todo este tiempo.
Volví a besarla, me recosté sobre su pecho y me dormí, tranquilo y convencido de que nunca, por más que vinieran... encontraría amor tan fiel como el de ella. Mi amada la soledad
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OBITUARIOS, DIARIOS Y NUPCIAS
RomanceDel cómo se aprende a poetizar el dolor del romance...