LA BOTELLA

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La botella no está vacía, está más que llena... porque en cada trago que le doy voy metiendo en ella un poco de lo tuyo que me acongoja. El licor entra y te sustituye porque se mete en mi cabeza y me sacude para que salga el polvo, si me ves tambaleando en la esquina del cuarto tenés que saber que en realidad me estoy limpiando. 

La botella no está vacía, está llena de los besos que anhelé darte, de las palabras que mató mi silencio, de las carcajadas que nos faltaron, del canto que se quedó mudo, del aquel te amo que sale después de cerrar los ojos y respirar sobre tu pecho, está llena de recuerdos que son menos amargos que lo que me bebo.

La botella no está vacía, está llena del sinfín de exclamaciones y de sonetos y de prosas que resultan cuando uno convulsiona el alma como aquel que sacude el árbol para que caiga el fruto maduro, está llena de vos, de mí, está llena de nosotros.

La botella no está vacía, está llena ya no de alcohol sino que de su sustituto salado que son mis lágrimas que caen dentro después de escucharte hablar desde el otro lado del telón, está llena de tu aroma, de tu fantasma que se camufla con la transparencia del vidrio, y eso poco que queda de vos ahí dentro, lo encierro enroscando la tapa para que no te me escapés.

La botella se hizo mi amiga cuando te fuiste, porque me dio lo que traía dentro y me abrazó con su delirio, me arropó con su calor y me hizo temblar como lo hacías vos... la botella me besa y cuando lo hace de algo más me acuerdo y lloro, te lloro a vos y me lloro a mí. la botella me hace adormecer y otras veces me hace perder la razón, si me adormece cierro los ojos y descanso y si pierdo la razón salgo y te busco, así sea para abrazarte fuerte o simplemente para besar el mármol que me separa de vos.

Sea como sea... ni la botella ni yo estamos vacíos, algo de los dos nos dejamos dentro y nos cerramos para que no se escape. 

 

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