Hoy no me siento tan mal como de costumbre, pero tampoco me siento bien. Hoy me levanté atípico, desconocido, raro... me levanté un poco contento y me causa miedo experimentarlo; no es que no quiera estar feliz o que me aburra estarlo, simplemente conozco la cara debajo de esa máscara que hoy sin preguntármelo decidí ponerme como una más de mis prendas.
Me miré al espejo después de tomar un baño, me pregunté -¿Qué haremos hoy?- había pensado salir como de costumbre a seguir la rutina, caminar un poco, fumarme un tabaco con el sujeto de los tatuajes, comprarme una cerveza o escribir un poco, pero mi intriga por descubrir este extraño sentimieto de reparo en mí y de saber de dónde provenía era más fuerte que mis consumos.
Me senté sobre la piedra donde me siento cada noche a meditar y preguntarme qué coño me sucedía, me prendí un cigarro y comencé a darle vueltas al gran almacén dentro de mi cabeza, como si estuviera buscando un poco de oro en un montón de mierda; recordé el día anterior, sí, creo que ahí radicaba el asunto... recordé que había ido a ver a la rubia del piso 32, la puta esa a la que le había escrito mas de un guión o soltado una lágrima, no encuentro la diferencia entre las dos cosas...
Recuerdo haber llegado como algo aleatorio a tocar su puerta, de seguro necesitaba un poco de atención o de sentirme menos miserable
-Ah... otra vez tú ¿qué necesitas?
-Pues, sólo pasaba a verte, traje comida, pensé que te haría bien un poco de pizza
-Muchas gracias, qué considerado pero... ¿y esa botella? preguntó mientras señalaba la bolsa en mi mano
-Bueno, tambien pensé que te caerían bien un par de tragos ¿te molesta?
-No, para nada, pasa
Me abrió la puerta y se sentó sobre el sillón grande de la sala, no está de más señalar que se veía demasiado hermosa, eran las tres cuarenta de la tarde , acababa de llegar de una fiesta con unos amigos, llevaba un vestido rojo y unos tacones de pana negros de puta madre, con esas cosas podría romperme ambos tobillos y no salir en un buen tiempo
-Bien ¿qué ha sido de tu vida? ¿cómo va todo? me preguntó
-¡Ah! podría decirte que al menos agradezco tener salud en este momento, todo ha ido de la mierda, ya sabes... las deudas, el trabajo, incluso los malditos vecinos cogiendo cada noche contribuyen a mi desvelo, pero no me quejo, el tipo tiene a una diosa en su cama todas las noches, quizá un día de estos llegue a pedirle un poco de café mientras le muerdo la espalda
-¡Algunas cosas no cambian!
Exclamó mientras se reíaY... bueno ¿qué te trae por aquí?
Destapé la botella, llevaba un poco de Whisky de segunda, uno muy bueno, pero de segunda... tomé unos vasos de su cocina y le serví un poco
-Sólo, pensé que sería bueno venir a recordar algunos viejos tiempos contigo, ya sabes, aquellas noches en las que bebíamos un poco y luego de maldecir algunas cosas terminábamos en el suelo o en cualquier otra parte de esta casa besándonos y creyendo con las piernas que sería así siempre
-¿Es así como me recuerdas nada más?
Me preguntó un tanto disgustada-Podría hablarte de las mil y una formas de cómo te recuerdo, pero siento que adularte en este momento sería sinónimo de ruego o de doble pretención, sólo... bueno, es un trago con una vieja amiga
Sus labios se curvaron un poco como riéndose de algo tonto y sin sentido, levantó el vaso y dijo:
-Pues entonces, salud por nuestra bella amistad
-Salud por eso
Dije mientras chocaba mi vaso con el suyo-¿Me has extrañado?
Me preguntó-¿Que si te he extrañado? bueno, es posible que sí, es posible que me sienta un poco raro haciendo cosas solo o paseándome por algunos lugares de la ciudad recordando viejas vivencias, quizá no he llegado a extrañarte aún, más bien que sólo siento un pequeño vacío en las cosas, ya sabes, caminar por ahí sin platicar con alguien de cualquier cosa que te haya pasado en el día, de sentirte un poco libre de desahogarte con alguien que de verdad quiera escuchar tu problema sin pedirte algo a cambio... cosas inútiles, la costumbre quizás de por primera vez salir de tu espacio y lo torpe que te sientes de volver al mismo sitio a estar solo
...hubo un ligero silencio entre los dos
-¿Te costaba mucho sólo responderme que sí? dijo mientras bebía del vaso de nuevo
-¿Y por un momento alimentar tu ego así por así? ¡vamos! no soy tan tonto como crees, ya no ahora
-...te extrañé también -me dijo con voz delicada- bueno, me sentí como tú, me sentí un poco sola, un poco torpe y con un ligero desaire pero, no quise cambiar el rumbo de las cosas, no así
-¿Así cómo?
Le pregunté un poco extraño-Así... tú sabes, no quise volver a esperar a que me buscaras para decírtelo o hacértelo saber, no porque no quisiera, sólo no quería volverme a sentir así después de remediar un poco el asunto, volverías a dañarme o yo volvería a dañarte, se iría haciendo más y más grande, así que no quería sentirme terrible después de otro momento feliz, pero si de algo te ayuda que te lo diga... pues sí, también te extrañé
Un par de lágrimas rodaron por mis mejillas y se mezclaron con el Whisky de mi vaso, por un momento todo cambió, por un momento me sentí liberado de las cadenas de mi mente, de esas que me ataban a creer que había sido sólo yo todo este tiempo.
Volví de nuevo a la piedra donde estaba sentado, le di un último golpe al cigarrillo... me paré, me vi al espejo y me dije a mí mismo:
-Vamos a bebernos un trago, hoy podemos celebrar.
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OBITUARIOS, DIARIOS Y NUPCIAS
RomanceDel cómo se aprende a poetizar el dolor del romance...