Te observo en silencio mientras te ubico entre las amapolas del jardín. Me pregunto cómo es que sin la menor intención de ruido transformes mi día.
No es lo que dices; es la forma en las que estás presente. Como si no te afectaran las prisas del mundo... porque ni siquiera estás en este mundo, y me sorprende cómo es que el tiempo se detiene solo para que seas tú.
No necesitas prometer nada, porque tu manera de ser lo dice todo. Y es que hay demasiada calma en ti. Una especie de certeza que me da paz. Algo tú entiendes perfecto y yo apenas empiezo a descubrir.
Estando cerca todo se siente en su lugar, Y cuando no, ecos tuyos quedan de lo que eres. Haces que todo parezca fácil tan solo con pensarlo.
Narcótica, minúscula, mágica y elegante... ni real ni fantasiosa. Simplemente tú.
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OBITUARIOS, DIARIOS Y NUPCIAS
RomanceDel cómo se aprende a poetizar el dolor del romance...