Aviso : mucho texto
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Hinata Yamamoto, desde pequeño siempre fue molestado por su apariencia femenina, para su padre una decepción y para su madre ni siquiera era hombre, siempre fue tratado como una hija más de la familia Yamamoto.
Cada año en que Hinata crecía se volvía hasta más hermoso que sus propias hermanas, las cuales jamás tuvieron algún problema con su apariencia e incluso a diferencia de su padre estas lo aman muchísimo, pero al ir creciendo todas tuvieron que marchar a la universidad dejando al pobre Hinata solo.
Un nuevo comienzo de clases empezó.
Hinata caminaba a su respectivo salón, podía escuchar como todos estaban hablando de la nueva estudiante. Muchos rumores corrían por ahí, despertando la curiosidad de Hinata ¿Será verdad que era extranjera? ¿Será cierto de que es muy bella? ¿Será verdad de que supuestamente es hija del Embajador de (T/P).
El tan ansiado timbre sonó, el maestro saludo a todos y con un ademán indicó a su nueva estudiante entrar. Hinata en ese mismo momento quedó maravillado con tan exóticas curvas y color de piel, sintió sus mejillas sonrojar y algo más que su corazón alborotarse.
-Muy bien puede presentarse - habló amablemente el profesor.
- Es un placer conocer a todos mi nombre es T/A T/N espero poder llevarnos bien - finalizó con una enorme sonrisa.
Hinata se preguntaba si era posible enamorarse de una persona dos veces, porque si era posible ya lo había hecho. La suerte le sonreía pues tú te sentaste a su lado.
Más feliz que nunca quiso presentarse, pero temía que al abrir su boca lo único que se escuchara fuese el fuerte latir de su corazón. Resignado miró fuera de la ventana preguntándose como podría acercarse a ti.
Cuando menos se lo había esperando el timbre sonó, incrementando la ansiedad de cómo hablarte, ¿Qué se supone que debería decirte? O siquiera te interesaría hablar con él. Su cabeza daba tantas vueltas en todos los finales posibles que tendría el hablar contigo, pero para su fortuna tú decidiste hablar.
-Hola soy T/N, me preguntaba si podrías mostrarme la escuela... Claro si no te molesta - preguntaste con timidez.
Atónito de que le dirigieras la palabra tardó en responder.
- Ah-claro claro... Si yo encantado. - Su sonrojo era más que evidente causando cierta gracia en ti.
-Que alivio, creí que me perdería en este lugar. - Dijiste soltando una leve risilla haciéndolo sentirse en las nubes, fue como música para sus oídos.
Después de aquel día se hicieron sercanos no tanto como le habría gustado, él ansiaba más, te deseaba de una manera a tal grado que para Hinata el sólo hecho de estar cerca de ti lo ponía, con oler tu perfume ya tenía una erección.
Todas las noches tenia fantasías contigo, muchas veces en su cabeza te hizo suya mientras tú si siquiera saber le contabas tu día, e incluso cuando hacían llamadas él solía masturbarse escuchando tu voz.
Ahora mismo Hinata se encontraba en tu habitación, él muy desgraciado aprovechó el rumor de que era gay y dejó que confiaras ciegamente en él, y bien que le funcionó pues tú con toda confianza te cambiabas de ropa sin pudor alguno frente suyo.
-¿Crees qué este sostén me queda bien? - Preguntaste pues tu pensabas que era muy pequeño.
-¡Claro! Sólo dejame arreglarlo - nervioso acomodó tus pecho para que pudieran resaltar mujer en la prenda.