Sogni d'oro

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Paseó la yema de sus dedos por sus caderas, deleitándose por la curva que se formaba al estar recostada de lado. Suspiró. Siguió subiendo sus dedos hasta sus hombros, observando como se unía a la clavícula, y por último miró su cuello, deseando enterrar su nariz en él para sentir con mayor intensidad aquel perfume que llenaba la pulcra habitación.

Tragó seco. Con un nudo en el estómago, emocionado de poder estar tan cerca de tan bella mujer. Contento de admirarla en un momento tan valioso, observándola descansar.

Trató de detener el temblor de sus inquietas manos que picaban nerviosas por seguir tocando, que ansiaban explorar ese cuerpo tan perfecto.

Contuvo la respiración al ver como ella cambiaba de posición. Sus pupilas se dilataron para dejar entrar la poca luz y así apreciar mejor el descanso de su amada.

Sintió su corazón latir con mayor fuerza en su pecho, no sabía cuánto tiempo podría seguir con la misma rutina. Anhelaba tanto poder acurrucarse en su pecho y murmurar cuanto la amaba, quería más que nada en el mundo sentir sus dedos enredarse entre sus cabellos y escucharla cantar una tierna canción de cuna sólo para él.

Tanto era su amor que, las ganas de llorar siempre estaban presentes en su garganta, no hayaba forma mejor de expresar su desbordante amor que aquella. Temblaba al sólo imaginar una vida juntos.

Despegó su vista de la cama y echó un vistazo de su entorno. Caminó por la pieza con total normalidad, aún con la poca luz entrando por la ventana podía moverse con confianza, recordando que tablas pisar para no hacer ningún ruido.

Vio el clóset entre abierto y decidió inspeccionarlo como siempre, nada más para ver que ropa o cosa nueva había. De todo lo que hacía además de observar a su querida, mirar su clóset era una de las actividades que más lo entretenían, ya que no era muy riesgosa y siempre encontraba algo nuevo, desde un vestido hasta un conjunto de lencería.

Terminada su inspección caminó de vuelta a la cama hincandose al lado de la cabecera. Volteó a ver la hora en el reloj alarma del velador y suspiró con tristeza, pues la alarma sonaría dentro de poco, le quedaban tan solo 6 minutos para continuar admirandola.

Con suma delicadeza y en un ágil movimiento acercó su rostro al suyo, apretó los labios nervioso y cerrando suavemente sus ojos le dio un gentil beso en los labios. Se reincorporó para irse, pero el repentino movimiento de su amada lo alarmó, con gran velocidad se escondió bajo la cama y contuvo su respiración.

La mujer somnolienta se había levantado aguantando su peso en sus codos, esta miró hacia todos lados y como si nada volvió a caer pesadamente en la cama, se acurrucó nuevamente cayendo profundamente en cuestión de segundos.

Después de unos 30 segundos el muchacho salió de su escondite con precaución. Temió lo peor, pero con gran alivio vio como ella dormía profundamente. Se deslizó veloz y salió de debajo.

De camino hacia la puerta le dio un último vistazo a su amada, y con remordimiento se preguntó si era correcto amar de esta manera a su tía.

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La tua bellezza è quella che i fiori invidiano ~

My First Love ~Yandere Oneshots ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora