Miras dentro de la caja de zapatos, unas enormes ganas de vómitar te inundan, gritas con horror. La vista es espantosa, la sangre se derrama del cartón.
Ves que a un lado del corazón, hay cuidadosamente guardada una carta dentro de una bolsa transparente, a su alrededor hay pétalo de rosas rosadas.
Tomas la carta que tenía escrito tu nombre con rojo, la abres curiosa, las manos no te paran de temblar. Te detienes en seco, corriendo te levantas, tapas tu boca con una mano.
Te desplomas en el lavamanos vomitando, ya no podías aguantar más, el olor de la sangre te era repugnante ¿Cuanto tiempo más tendrías que aguantar todo esto?
Ya algo calmada retoma la lectura de la carta, tragas seco.
“ Amada mía ¿Te ha gustado mi regalo? Se que no te gustan las rosas, pero lamentablemente son las únicas en mi jardín.
Te envié ese pequeño obsequio para dejarte muy en claro que no me gusta verte cerca de otros ¿Entendido?
Se que la sangre no te gusta, y quizás debí decorar mejor la caja, pero estaba tan ansioso por dártelo que no me detuve a pensar en esos pequeños detalles.
Espero verte esta noche.
M. J
Pd: Ponte ese hermoso camisón celeste, no sabes cuán hermosa te ves con el puesto.”
Un espantozo escalofrío pasó por tu cuerpo, no podías más con eso, corriste al teléfono de tu casa para reportar todo esto a la policía, ya no querías seguir aguantando.
- Bien, con toda la evidencia entregada podemos comenzar con la investigación. Manténgase tranquila, y le recomendaría que no vuelva a su casa, podría ponerse en peligro. - el oficial te decía todo sin mirarte, parecía concentrado leyendo unos documentos.
Entendías la recomendación que te dio, pero el problema es en dónde te quedarías. No querías importunar, y tampoco involucrar a algún amigo o familiar por miedo a no verlo más.
Pensando en donde podrías quedarte, recordaste que la universidad tenía dormitorios disponibles, eso podría ser una buena idea, un lugar lleno de personas donde el más mínimo ruido sería escuchado por 10 personas como mínimo, y con el combo de compartir habitación con 3 personas.
Ya estaba decidido, te mudarias a los dormitorios esta semana.- Dios ¿Tiene que ser una broma? - dijiste al ver que solo tendrías a una compañera de cuarto, tal vez para otros esto sea genial pero para ti era una mierda.
Esperaste a que tu compañera llegase, querías presentarte, y quizás unirte a su grupo de amigos para pasar el menor tiempo sola.
Con emoción escuchas unas voces acercase, miras como una chica de cabellos rubios cruza el umbral de la la puerta. Te quedas paralizada ¿Cómo se supone que le hables a una chica tan popular como ella?
Pensando lo peor miras a la nada, aunque rápidamente esto cambia al ver como una delicada manos se agita frente a tus ojos.
- Hola ¿Supongo que eres (T/N)? Un gusto conocerte soy Madison, pero puedes decirme Maddie - aliviada correspondiste su amigable saludo.
Ya entendías el porqué de su popularidad, era un completo sol. Puede que la estés juzgado muy pronto, pero si que te dio una muy buena impresión.
Ya llevabas unos cuantos meses en los dormitorios, y también tenías un nuevo grupo de amigos, que con los para tu suerte pasabas gran parte del tiempo, y si no era así estabas con Maddie.
- Oye (T/A), los chicos y yo vamos una fiesta esta noche ¿Te gustaría venir? - te preguntó Joshua levemente sonrojado, sabias de su interés por ti.
- Claro ¿A qué hora pasan por mi? - le dijiste con una sonrisa.
- ¿Te parece a las 9?- soltó entusiasmado.
- Me parece genial-
Estabas entusiasmada, tenías tiempo de no ir a una, esperabas que te subiera los ánimos, lamentablemente la investigación quedó inconclusa y cerraron el caso. Te deprimió bastante el echo de que no atraparan al culpable de todo eso.
Te miraste a espejo, te veías preciosa, terminaste de arreglar tu pantalón y te miraste una última vez. El sonido de tu celular te despertó de tu trence, lo cogiste y viste el mensaje, ya estaban abajo esperandote.
Saliste de tu cuarto en dirección al ascensor, precionaste el botón para llamarlo, movias tu pie algo impaciente, hasta que al fin el ascensor llegó a tu piso.
Las puertas estaban a punto de cerrarse cuando una mano se interpuso abruptamente, alguien encapuchado entró junto a ti, cortésmente le preguntaste a que piso iba, la persona señaló el -3 y con duda precionaste el numero.
El ambiente era tenso, miraste a todos lados, sentías su mirada quemandote la nuca, de tanto buscar que mirar que te percataste de que el ascensor no tenía cámaras de seguridad, olvidaste que este edificio era muy viejo.
En ese momento entendiste todo, y con terror volteaste viendo a la persona, la cual te sonreía con sus blanquecinos dientes antes de golpear fuertemente tu cabeza de un puñetazo.
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