𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐.𝟏

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Candelaria abrió sus ojos debido al canto que se escuchaba en el baño, reconoció inmediatamente la canción.

── ¡Guajira Guantanamera! ──

Con dificultad se incorporó de su cama, suspirando por el leve dolor de cabeza que siempre solía tener en la resaca. Hace tiempo que no bebía como lo hizo anoche, era obvio que su cuerpo no se había preparado para aquello.

Se colocó una camiseta oversize y caminó perezosamente unos metros hasta llegar al baño de la casa en la cuál se estaba hospedando junto a alguien más. Abrió la puerta sin pensarlo, asustando a quien estaba dentro dando un concierto en la ducha.

── ¡Cande, tía! ── Exclamó Silene sin pudor de que su amiga la viera como dios la trajo al mundo.

Panamá
74 días para la hora cero.

── ¡Buenos días! ── La saludó divertida a la vez que buscaba su cepillo de dientes.

Silene salió de la ducha y se envolvió en su toalla, pequeñas gotas de agua caían desde su corto cabello hasta llegar a sus hombros.

── Hoy habrá una celebración a unas calles de aquí. ── La española se sentó sobre el lava manos, observando a su amiga cepillarse los dientes.

── ¿Cuál es el dress code? Me duelen los pies por culpa de los tacones de anoche. ── Ambas rieron al recordar todo lo que había pasado la noche anterior. Las chicas salieron a cenar pero las cosas se descontrolaron y terminaron en la otra punta de la ciudad bebiendo con unos extranjeros que conocieron ese mismo día.

── Ponte algo cómodo, presiento que hoy vamos a bailar bastante. ── Bromeó Silene mientras salía del baño.

Una hora después, las chicas se encontraban paseando por las transitadas calles de Panamá. Las casas estaban adornadas con globos y papeles de colores, en la vereda habían mesas en donde la gente se sentaba a tomar y descansar luego de bailar tanto.

Ellas eran el centro de atención del lugar, todas las miradas se dirigían hacia el dúo. Posiblemente por los tatuajes que Candelaria se olvidó de maquillar y la energía de Silene, o por que a muchos les parecían familiares de algún lado. Esto último era difícil debido a que, por obvias razones, ambas mujeres no tardaron en cambiar el estilo que llevaban antes. Silene había cortado su cabello, olvidándose por completo de su tan característico flequillo y largo hasta los hombros. Candelaria, por su parte, pasó de un color de cabello negro a un marrón no tan oscuro, a eso se le sumaba que intentaba tapar sus tatuajes mas visibles.

Candelaria bailaba animadamente al ritmo de la música caribeña que tocaba una banda en vivo. Ella disfrutaba del ambiente junto a otras 2 chicas que minutos atrás la habían halago por lo lindo que estaban sus tatuajes. A unos metros, sentada en una mesa bebiendo junto a otras personas estaba Silene. La española estaba tomando fuerzas para volver nuevamente al baile, no sin antes llamar a Aníbal como lo hacía todos los días a la misma hora.

El Robo Del Siglo || LA CASA DE PAPEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora