𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐.𝟏𝟒

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Media hora después de la charla entre Ezeiza y Palermo, Gandía se encontraba suelto en el Banco y dispuesto a acabar con quien sea. Río no había sido capaz de detenerlo ni mucho menos de alertar a sus compañeros de lo sucedido, dejando que el mayor hijo de puta se paseara por los pasillos armado hasta los dientes.

Los atracadores se reunieron en el lobby, lugar en donde comenzarían el rastrillaje para encontrar al guardia lo antes posible. El Profesor ya había sido alertado y, desde su lugar, hacia lo imposible para rastrear a Gandía desde las cámaras de seguridad. Todos comenzaron a cargas sus armas y a colocarse los chalecos anti balas, todos menos Río que yacía sentado en el suelo con su mirada perdida.

── ¿Para dónde se fué? ── Ezeiza se dirigió a Río pero no recibió respuesta. La argentina se acercó a él y lo movió bruscamente de los brazos, despabilandolo por completo. ── Río, ¿a dónde se fué? ── Susurró.

── Por las escaleras. ── Con su cabeza señaló, todavía en shock.

── Estocolmo, Denver, os quedáis. No dejéis que se acerque a la puerta. ── Tokio le dió instrucciones a la ex pareja, quienes asintieron a las órdenes.

Ezeiza comenzó a subir las escaleras apresurada. ── Tokio y Bogotá, a la izquierda. Helsinki, venís conmigo. ── Los nombrados la siguieron, preparándose para jugar a las escondidas con Gandía.

"¡Pí, pí, pí!"

Los incesantes pitidos desconcentraron a todos por unos segundos. Ezeiza y Tokio llevaban en sus cinturones unos aparatos que controlaban las pulsaciones de Nairobi. Si su pulso subía, el aparato sonaba para alertarlas, tal cuál como sucedía en ese momento.

── ¡Cambio de planes! ¡Está con Nairobi! ──

Los 4 corrieron en dirección hacia donde se encontraba Nairobi descansando, el pitido no dejaba de sonar y cada vez se hacía más repetitivo. Al llegar, Gandía ya se había ido. Nairobi había despertado hace tan solo 10 minutos atrás, la manta que la cubría tenía manchas de sangre ajena y su respiración poco a poco comenzaba a estabilizarse. Gandía intentó ahogar a Nairobi con una almohada pero ella se defendió clavandole una aguja en el cuello, todo mientras la rehén que la cuidaba estaba en el baño.

── ¡La han intentado ahogar! ¡Estaba a 162 pulsaciones! ── La mujer de avanzaba edad le colocó a Nairobi un respirador.

── Nairobi, tranquila. ── Helsinki se aproximó desesperado a la camilla y acarició las manos.

── Gandía anda suelto. ── Soltó con dificultad mientras intentaba no llorar del susto.

Ezeiza inspeccionó la habitación con su mirada, buscando algún lugar por el cuál Gandía podría haber escapado sin ser visto por ninguno. No encontró nada, solo la puerta al baño y la que conectaba la habitación con el pasillo por donde ellos entraron. Gandía era un tipo rápido, astuto y silencioso. Su única desventaja ante los atracadores era que ellos les ganaban en número, pero nada más. El Banco era un laberinto sin salida para aquellos quienes nunca entraron antes. No obstante, Gandía lo conocía como la palma de su mano y eso lo dejaba en muy buena ventaja.

El Robo Del Siglo || LA CASA DE PAPEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora