𝐏𝐑𝐎́𝐋𝐎𝐆𝐎

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13 de Enero del 2006.
Banco Río de Acassuso, Argentina.

Aquel Banco funcionaba normalmente. Entre clientes y personas que trabajaban ahí, había en total 23 individuos.

De repente, 3 hombres y 2 mujeres ingresan al banco con armas. Distribuyen rehenes entre la planta alta, la baja y en el sub suelo. Así, comienzan a asaltar el Banco.

Todo aparentaba ser un robo exprés que había salido mal y terminó con toma de rehenes. Que intentaron robar el dinero de las cajas de atención al público, pero que todo se les fue de las manos.

Adentro, 4 ladrones y 23 rehenes.

Afuera, 70 policías de élite, francotiradores, negociadores expertos, 300 policías y prensa, mucha prensa.

Todo indicaba que, pasadas unas horas y después de llegar a un acuerdo, los ladrones saldrían y que todo terminaría.

Un negociador hablaba con la policía a medida que iban soltando algunos pocos rehenes para ganar tiempo. Pidieron comida y hasta le cantaron el Feliz Cumpleaños a una de las señoras que había quedado a dentro del Banco. Los ladrones pidieron pizza y, de un momento a otro, el negociador desapareció de la vista de la policía.

Pasó un hora, pasaron 3 horas, pasaron 4 horas, y nada.

Finalmente la policía decide entrar para encontrarse con que 146 cajas de seguridad habían sido vaciadas en la bóveda del Banco, y con que a los ladrones, literalmente, se los había tragado la tierra. A ellos y al dinero, mucho dinero, 19 millones de dólares y unos 80 kilos de joyas.

Se encontró detrás de un muebles un agujero en la pared que comunicaba al banco con los desagües pluviales y, además, los ladrones habían dejado un mensaje en las cajas de la bóveda.

"En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es solo plata y no amores."

Con aquella frase, el robo al Banco Río de Acassuso se convirtió en el mejor robo de la historia policial Argentina y entre los 4 mejores robos del mundo.

Candelaria Araujo, en ese momento de 20 años, entró en la lista de criminales más buscados en la Argentina.

Ella ya no se veía en la obligación de robar para sobrevivir, su vida ya estaba resuelta. Logró viajar hasta el continente Europeo en donde visitó varios países hasta asentarse, finalmente, en España. En los siguientes 10 años se las pasó gastando su dinero en diferentes gustitos; ropa, terrenos y mucha más joyas de las que había robado. Todo lo que en su niñez había anhelado, lo tenía.

Sin embargo, un encuentro con un viejo conocido la obliga a adentrarse a La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

El Robo Del Siglo || LA CASA DE PAPEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora