|| Luego de formar parte de unos de los robos más importantes de Argentina, Candelaria Araujo no se veía en la necesidad de robar nunca más.
O eso creía, hasta que Sergio Marquina le propone formar parte de un prometedor atraco.
Fecha de inicio: Ju...
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Ezeiza se dió el lujo de volver a la sala de descanso y robar uno de los teléfonos que estaba colgados en la pared. Una vez en el baño, marcó el número que estaba en el papel.
En la carpa, todos los agentes se pusieron en alerta ante la señal de una llamada dentro de la Fabrica. Raquel Murillo se colocó sus audífonos y, como si fuese a hablar con el Profesor, ató su cabello con ayuda de un lápiz.
── ¿Hola? ── Comenzó hablando Raquel.
── Inspectora, tanto tiempo. ── Ezeiza se sentó en la tapa del retrete. ── Es como si hubiera sido ayer que hablé con usted. ──
── Lo mismo digo, Araújo. ── Raquel recibía indicaciones del Coronel Pietro. ── Me alegra que hayas decidido llamar. ──
── ¿Qué pasa? ──
── Sabemos que estás en una relacion con Andrés de Fonollosa. ── La inspectora trató de hablar con calma. ── Y también sabemos sobre su enfermedad degenerativa. ──
── Mmh. ── Ezeiza no sabía a donde quería llegar la inspectora.
── Mira, Candelaria. Nosotros solo queremos ayudarte. Eres muy joven para volver a caer bajo las manos de la justicia. ── Raquel intentaba hacerla recapacitar. ── Podemos ayudarte, y a Fonollosa también. ──
── ¿Y cómo planea hacer eso? ── Resopló más confundida aún.
── Hay muchas clínicas en todos el mundo que podrían retroceder la enfermedad de Fonollosa. Además, si colaboran, conseguirán beneficios penitenciarios. Una reducción de sus condenas a 2 años. ──
Un silencio se formó en la línea. En la carpa, los agentes rogaban con que Ezeiza no haya cortado la llamada. En la fábrica, la líder intentaba tomar una decisión inteligente.
El Profesor ya les había explicado que la policia intentaria tentarlos con una reducción de años, cosa que al final era una mentira total. Sin embargo, la mención de conseguir ayuda médica para Berlín nunca se le había pasado por la cabeza a Ezeiza. En segundos, todo un futuro juntos se hizo presente en la mente de la chica. Un futuro en algun viñedo, con una granja y, tal vez, hijos propios.
"── Ningún juez os va a garantizar la libertad. Ninguno. Una vez allí dentro, el unico que os puede ofrecer la libertad... Soy yo. ──"
Las palabras de El Profesor hicieron recapacitar a Ezeiza. Él tenía razón. Confiar en la policia no era un opción. Ahora lo que tenía que hacer era volver a jugar con el tiempo de las autoridades.
