𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐.𝟏𝟎

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Pasadas unas horas, el plan Alcatraz daba inicio bajo la expectante atención de la policía. Helsinki había dejado de picar y junto a Río y Palermo, actuaron cómo si su siguiente paso fuese escapar por medio de una galería inundada.

Minutos después Ezeiza llegó al lugar junto a Sofia, el hurón, quien llevaba el chip de geolocalización en una pequeña mochila en su lomo. El animal fué colocado en una de las tuberías, por la cual emprendió un largo recorrido que no hizo más que confundir y causar en caos en la carpa. El micrófono fué inhibido, dejándolos sólo con la señal del gps de Sofía, quién pronto de encontró con la policía a varios metros bajo el suelo.

La batalla parecía ganada por parte de los atracadores, habían logrado ganar el tiempo suficiente para seguir fundiendo el oro y para que el Profesor y Lisboa se escondieran.

No obstante, alguien dentro de la carpa había logrado leer aquello entre líneas, Alicia Sierra. La mujer comprendió mejor que nadie lo que los atracadores intentaron hacer, y el porqué. Estaban en una situación crítica que los había llevado a fingir una fuga a tan sólo 2 días de haber entrando en el banco. Alicia Sierra vió aquello cómo la oportunidad perfecta para darles vuelta el juego, para salir triunfadores por primera vez, y jugando sucio.

── Es el momento de darles donde más les duele. Hay que atacar. Ir directos al corazón. Romperles por dentro. Y yo sé cómo hacerlo. ──

Ezeiza hablaba tranquilamente con Río en el lobby, aprovechando que a ambos les tocaba cuidar a los rehenes en ess hora. En la charla, ella le daba palabras de aliento con respecto a su separación con Tokio. Río la escuchaba atentamente bajó la mirada atenta de los rehenes, los cuales no querían perderse ningún detalle.

── Está viniendo una embarazada con un peluche. ── Palermo hizo presencia en el lugar junto a Helsinki, quien parecía su guardaespaldas. Ezeiza y Río se miraron confundidos ante las nuevas noticias. ── ¿Alguien llamó al puto circo? ¿Qué carajo está pasando? ── Preguntó al aire con un descontento total.

── De seguro que los botones nos quieren encajar algo. ── Ezeiza observó a Palermo, pensativa. ── Nos deben traer un regalito. Hay que buscarlo. ──

── ¡Río, Helsinki! ¡Me traen ya mismo las armas y las caretas! ── Ordenó Palermo, causando que los nombrados salieran disparados a cumplir con lo pedido. ── ¿Tenés una idea más clara de lo intentan hacer esos hijos de puta? ── El hombre se acercó aún más a Ezeiza, quedando a pocos centimetros del rostro de ella.

── Y, no sé. ── Mordió su labio inferior, concentrándose para hacer memoria. ── La vez pasada Lisboa intentó manipularme con un micrófono que tenía escondido en la bombacha. ── Palermo frunció el ceño, sin entender a que se refería. ── A lo mejor quieren hacer algo parecido. Intentar ofrecernos algo a cambio, siempre suelen utilizar algo personal. ──

El Robo Del Siglo || LA CASA DE PAPEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora