𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐.𝟏𝟓

458 24 3
                                    

═════════ ❃ ═════════

═════════ ❃ ═════════

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

═════════ ❃ ═════════

La noticia de la tregua salió en toda la prensa en minutos. El titular era bueno, pero la foto era mejor. La policia dejándoles ocho paellas, catorce panes, dos cajas de vino y una pastel de cumpleaños para 20 personas en frente de la puerta.

Parecía el inicio de una fiesta. Pero dentro se sentía como el preámbulo de un funeral.

Gandía hizo de las suyas cortando las conexiones de las camaras internas del banco, con las cuáles el Profesor vigilaba todos sus movimientos. Al mismo tiempo, Tokio desapareció del lugar sin dejar rastro alguno. Como si se la hubiera tragado la tierra.

La resistencia estaba en una situación complicada. Con dos miembros menos y sin saber la posición exacta de Gandia, su última opción era rebuscar y poner en marcha un improvisado Plan C.

Ezeiza descendió por las escaleras hasta llegar al living, allí intercambió miradas con Estocolmo y Helsinki. Llevaba varios minutos buscando a Tokio, sin importarle que el Profesor les aseguró que sería imposible encontrarla por el banco. Rio y Denver iban juntos por pasillos y habitaciones sin obtener rastros de la española.

Manila conectó miradas con la líder, negando levemente con su cabeza en señal que no había visto nada sospechoso.

── ¡Chis, chis! ── Palermo llamó a Ezeiza, aún atado a la silla. La mujer se acercó a él, molesta por la expresión de satisfacción que él tenía en su rostro. ── ¿Se te perdió algo? ── Preguntó burlón ante la desesperante situación en las que estaban sus compañeros.

── No, estoy jugando a las escondidas con Tokio pero presiento que es una experta por que no la encuentro por ningún lado. ── Respondió sarcástica mientras lo observaba detenidamente. ── ¿Está rica? ── Señaló con su dedo la porción de pastel que estaba colocado en los muslos de Palermo sobre una servilleta, intacta y puesta de una manera casi burlona teniendo en cuenta que no podía moverse.

Él bajó la mirada y soltó una risa. ── Se ve deliciosa, pero como verás no puedo probarla todavía. ── Intentó mover sus brazos, originando que las cadenas chocaran entre si y el sonido erizara la piel de la femenina. ── ¿Me vas a desatar así la comemos juntos? Después te ayudo con Tokio. ── Su voz salió en como un susurró que solo ella podía escychar. Palermo se movió hacia delante, acercándose todavía más a Ezeiza y brindandole una expresión de inocencia.

Ella se quedó quieta por unos segundos, analizando la propuesta de Palermo y aceptando desatarlo al final. Con Tokio desaparecida necesitaban a alguien que ocupara su lugar. Mientras más mejor. Además, ya habían pasado horas desde que Palermo había intentado escapar, horas en las cuales pudo recapacitar al respecto de sus acciones.

El Robo Del Siglo || LA CASA DE PAPEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora