𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟑

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Ezeiza y Nairobi acordaron actuar como si nada hubiese pasado. Atacarían cuando menos se lo espere.

La argentina cuidaba a los rehenes del lobby junto a Denver. Desde aquel encuentro no volvió a cruzarse con Berlín, tampoco tenía intenciones de hacerlo. Aquel distanciamiento le estaba sirviendo para pensar y ocuparse más en ella. Y le gustaba.

Unos golpes llamaron la atención de todos alrededor. Río habia despertado, y estaba enojado.

── ¿Qué pasa, rehenes? ── Ezeiza y Denver se pusieron alerta. ── ¿Dormís a gusto pensando en vuestro millón de euros? ──

── Buen día, Río. ── Ezeiza comenzó a acercarse a la escalera.

Río vió a Ezeiza acercarse lentamente a él, aquello lo agitó mucho más. Deseaba que fuese otra persona la que estuviera haciendo la guardia, sin embargo no tuvo suerte. Decidió ignorar a Ezeiza, que se acercaba como una leona a su presa.

── Pues seguid soñando, porque nadie os lo va a dar. Es mentira, igual que nadie ha liberado a ningino de vuestros compañeros, los que eligieron salir en vez del millón, no. Están encerrados dos plantas por debajo de vosotros. ──

── Este es gillipollas. ── Susurró Denver.

── Era una estrategia para manteneros mansos como borregos trabajando para nosotros. ──

Ezeiza subió los escalones a paso lento, tratando de no asustar a Río.

── ¡Quieta! ── Río le apuntó a Ezeiza, la chica no se movió de su lugar. ── Pero sonrientes, ¡porque aquí hay que estar siempre sonriente! ── Río quitó el seguro de su arma. ── ¿¡Verdad que sí, Candelaria Araújo, que no queremos malas caras!? ──

Berlín y Helsinki no tardaron en llegar, dejando encerrado a Río en la parte mas alta de la escalera.

── ¿Has terminado ya? ── Le habló Berlín, con una expresión cansada en su rostro.

── No vamos a salir por el agujero que estáis cavando, vamos a salir por uno que emboca directamente en la cámara acorazada. ── Los rehenes se angustiaron, Río seguía apuntando a Ezeiza.

La chica notó cómo Helsinki la miraba, listo para atacar a Río. Ezeiza asintió con la cabeza en señal afirmación. Fue entonces cuando el serbio golpeó a Río en la nuca, dejandolo tirado en el suelo.

── Lo que has hecho es alta traición, Río. Imperdonable. ── Berlín miró a Helsinki. ── Vamos. ──

Ambos hombres se llevaron a Río a la zona de carga, dejando un ambiente extraño en el lobby.

El Robo Del Siglo || LA CASA DE PAPEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora