𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐.𝟗

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Esa tarde, el micrófono fué extraído con éxito del cuerpo de Río y colocado en una pequeña caja con un material que se asemejada al músculo humano. Desde fuera del Banco, El Profesor y Lisboa se encontraban en una situación delicada, tenían a los policias detrás pero habían logrado esconderse.

Otra pareja, o ex pareja, que la tenía difícil era la de Tokio y Río. El más joven había decidido no seguir adelante ni recuperar el tiempo perdido con Tokio. La noticia enfureció a la de cabello corto, quien llevaba horas encerrada en uno de los cuartos bebiendo cómo si el mundo fuese a acabar.

Por esa mismas razones, Ezeiza y Palermo recibieron la orden de llevar a cabo el plan Alcatraz.

El plan Alcatraz era la mayor maniobfa de distracción que podían generar en momentos así. De aquella manera, la policía tendría que mirar a dos sitios a la vez. Por eso, que dentro del banco intentaran escapar era el mayor señuelo que podrían montar.

Los sensores sísmicos fueron los primeros en aparecer frente a las pantallas de la policía. Helsinki era quien estaba detrás, picando con maquinaria industrial en uno de los subsuelos del edificio, causando el mayor caos posible.

Ezeiza aprovechó el tiempo de tregua que les quedaba antes de seguir con la otra parte del plan, y fué hacía la zona de fundición con intenciones de visitar a Nairobi y contarle las noticias.

Las puertas del ascensor se abrieron y la argentino emprendió pasó por el lugar. Rápidamente el abrumador calor se apoderó del cuerpo de Ezeiza, obligandole a bajarse en mono hasta la altura de su cadera. Nairobi notó la presencia de la argentina y simultáneamente, todos los demás también.

── ¡Que calor de mierda que hace acá! ── Se quejó Ezeiza haciendo que todos rieran sin dejar de trabajar.

La española estiró su brazo para colocarlo alrededor de los hombros de Ezeiza, dándole la bienvenida al subsuelo del banco. La mirada de la argentina fueron directamente hasta la pila de pequeñitas pelotitas de oro, Nairobi lo notó y se dispuso a enseñarlo.

── A qué es una pasada. ── Nairobi sacó un puñado y lo colocó en las manos de Ezeiza. ── Y no te creas que es lo único que hay, está es la tercera bolsa de pepitas. ── Comentó orgullosa mientras gozaba la cara de emoción de Ezeiza.

── ¡Jefecitas! ── Bogotá se acercó a ambas mujeres, estaba bastante sudado y su rostro se mantenía serio. A pesor de aquello, Ezeiza notó que había cierta química entre él y Nairobi. ── Tienen visita. ──

Tokio salió bruscamente del ascensor junto a una botella de alcohol en su mano derecha y se tambaleó en dirección a las chicas. Durante el trayecto se bajó el cierre del neopreno debido a las altas temperaturas del lugar, aquella acción hizo que parte de lo masculinos en el lugar le silbaran, cosa que desencadenó malas miradas por parte de Ezeiza y Nairobi.

El Robo Del Siglo || LA CASA DE PAPEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora