𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐.𝟔

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La tarde ya estaba acabandose, dando inició a la fría noche en el Monasterio. Ezeiza se encontraba en el baño de su habitación, preparando todo para comenzar a teñirse su cabello de color rojo. Quería hacerse un cambio de look, de alguna manera para empwzar de 0. Tokio, quien era su compañera de habitación, la estaba ayudando debido a que no entendían las indicaciones del producto que estaban.

── Juntá ese producto con este. ── Ezeiza le daba indicaciones a la española mientras intentaba selecionar que cantidad de cabello iba a desteñir.

── ¿Estás segura tía? No quiero que te quedes pelada. ── La española siguió las órdenes no muy convencida de lo que estaban haciendo.

Ezeiza iba a contestar hasta que el sonido de alguien tocando la puerta la interrumpió, ambas se miraron confundidas debido a que no esperaban a nadie. Tokio salió del baño en dirección a la puerta, desde su lugar Ezeiza logró escuchar la conversación.

── Permiso. ── Palermo se adentró sin esperar la invitación de Tokio. ── Que ordenadas que son ustedes, chicas. ── Comentó irónico al ver toda la ropa y bolsos de ambas desparramados por todo el suelo.

── Ahorrate el sermón Palermo. ¿Qué quieres? ── Tokio se cruzó de brazos irritada por la presencia del argentino.

── Mi querida Tokio. Te voy a pedir que me dejes a solas con Ezeiza, los adultos tenemos que hablar. ── Volvió a burlarse mientras levanta con la punta de su zapato unas bragas rojas que yacían en el piso para luego arrojarlas hacia una esquina de la habitación.

La de cabello corto no tuvo mas remedio que obedecer y darles el espacio para que ambos hablaran. Al salir de la habitación se adentró en la de Nairobi y Helsinki, en esta solo se encontraba la española. Ambas aprovecharon que su habitación daba con la de Ezeiza para apoyar sus orejas en la pared e intentar escuchar algo de la conversación.

── ¿Qué pasa, Boom Boom Chao? ── Ezeiza se burló de Palermo con aquella expresión que inventó el argentino en el almuerzo.

Palermo se apoyo en una de las paredes del baño, podía ver el rostro de Ezeiza gracias al espejo que ella estaba utilizando.

── ¿Te puedo decir algo? ── Siguió Ezeiza, concentrada en acomodar su flequillo. El hombre asintió con la cabeza, ansioso de saber lo que ella diría. ── Tené cuidado con Helsinki. ──

Palermo levantó una ceja para luego soltar una risa. ── ¿Porqué? ¿Estás celosa? ── Él apoyó todo su peso en una sola pierna.

── No, obvio que no. ── Se quedó en silencio unos segundos mientras mezclaba el producto de cabello. ── Solo que tenés que tener cuidado con Helsi. Él no es como vos, él tiene sentimientos. ── Ambos rieron. ── No quiero que le rompas el corazón. ── Explicó sincera sabiendo como era el serbio.

El Robo Del Siglo || LA CASA DE PAPEL.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora